Ficha n°206
El régimen de Anastasio Somoza 1936-1956
Categoria: Libro
Autor: Knut Walter
Lugar de Publicación: Nicaragua
Editorial: Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica
Fecha: 2004
Breve comentario sobre la obra: El régimen de Anastasio Somoza 1936-1956
Autor: Knut Walter
Reseña: Ricardo Argueta
El libro de Knut Walter "El régimen de Anastasio Somoza 1936-1956" editado originalmente en inglés en 1993 y en castellano en 2004 analiza el régimen del primer Somoza. Un régimen que inauguraría una larga dictadura sostenida por la misma familia. La segunda más larga en América Latina. Una dictadura muy peculiar en tanto no era de tipo exclusivamente político. Somoza era parte componente de toda la actividad económica en Nicaragua.
Knut Walter reconocido historiador salvadoreño trata de explicar la longevidad y solidez del régimen somocista. El autor, más que focalizar su interés de estudio en la figura de Somoza lo hace en el problema del desarrollo político de Nicaragua. Aborda especialmente la formación del Estado nicaragüense entre los años 1936-1956.
Para Walter el régimen somocista colocó los cimientos del Estado moderno en Nicaragua al impulsar una serie de cambios importantes dentro del sistema político de este país. El autor pretende demostrar que la creciente estatidad fue indispensable para el éxito del régimen somocista. Explica cómo esta dictadura de carácter personalista pudo adaptarse a diversos niveles de estatidad. Sin embargo, para Walter el desarrollo político y la evolución del Estado nicaragüense no habría sido diferentes sin los Somoza, excepto por el imperio económico de esta familia. Pero Knut Walter es de la idea que la permanencia del régimen no se debió únicamente a la habilidad política de Somoza frente a sus opositores. El fundamento de su fuerza radicaba en las instituciones políticas y administrativas conformadas desde la década de 1930 que permitían que estas fueran manejadas de manera centralizada.
El libro está dividido en seis capítulos: en el primer capítulo describe y analiza el Estado nicaragüense anterior a 1930. La situación del país en las primeras tres décadas del siglo XX. Años en los cuales el Estado nicaragüense se vuelve un protectorado de los Estados Unidos. Dos realidades conducen a Nicaragua por el camino de la intervención norteamericana: su posición geopolítica y la anarquía interna (reflejada en las luchas entre los Partidos Conservador y Liberal y al interior de estos mismos). Para garantizar el orden y la lealtad a sus políticas, Estados Unidos creo la Guardia Nacional, la cual estuvo bajo la dirección de su hombre de confianza Anastasio Somoza García.
En el segundo capítulo esboza el ascenso de Somoza García desde su nombramiento como director de la Guardia Nacional en 1933 hasta su llegada a la presidencia en 1937. Si bien es cierto que Estados Unidos consideraba a Somoza su hombre de confianza no fue menor la habilidad de este para tejer toda una red de relaciones clientelares y de oportunismo político que le permitieran convertirse en el hombre fuerte del país. El autor demuestra que este dictador —y eso podría ser extensivo para el resto de dictadores en América Latina— no ascendió al poder exclusivamente por el uso de la fuerza. Pues si bien es cierto que controló los instrumentos de coerción, el discurso somocista buscaba integrar a los diferentes sectores (campesinos, trabajadores, empresarios, terratenientes, etc.) en un proyecto de alcance nacional.
En el tercer capítulo analiza los primeros siete años de gobierno (1937-1943) etapa en la cual el régimen se consolida y establece su red de relaciones con los diversos sectores de la sociedad nicaragüense. Para afianzar el control de los poderes locales, Somoza promulgo una serie de leyes que erosionaron el poder de las municipalidades. Poco a poco Somoza estaba construyendo un sistema que giraba alrededor de su figura y sus decisiones. El Estado fue utilizado como el instrumento en el cual se empleaba a los incondicionales al régimen. La persona beneficiada con un cargo público debía apoyar al régimen o al menos abstenerse de criticarlo. Los afiliados al Partido Liberal recibían un trato preferencial sobre otros ciudadanos en la distribución de la asistencia económica y social del Estado.
El régimen también se lanzó a la conquista del movimiento obrero a través de prebendas.
Hay que hacer notar que en estos años la oposición más activa eran los estudiantes de colegios y universidades ya que, el resto de opositores estaban exiliados en Costa Rica, México o Guatemala.
En el cuarto capítulo Walter estudia la crisis que tuvo el régimen en 1944 cuando miles de nicaragüenses marcharon por las calles de Managua y otras ciudades exigiendo el fin de la presidencia de Somoza. Lo sucedido en Nicaragua se ponía en sintonía con la crisis sufrida en El Salvador y Guatemala. Países en los cuales fueron sacados del poder los dictadores que habían asumido a mediados de la década de los treinta. Sin embargo, en Nicaragua la historia tuvo un desenlace diferente, Somoza logró reacomodarse a la situación y permanecer en el poder. En parte debido a su fortaleza, pero también debido a la debilidad de una parte de la oposición, a la complicidad de otra y a los fraudes electorales. El Partido Conservador representaba la oposición leal, pues sus conflictos con Somoza se derivaban de sus disputas por cuotas de poder y el derecho de representación de la minoría.
En el quinto capítulo el autor da cuenta del restablecimiento de las alianzas con los conservadores y los capitalistas. Debido al golpe de Estado contra el presidente Arguello en mayo de 1947, Somoza tuvo que maniobrar rápidamente para recuperar la legitimad perdida por su régimen. Dos acciones fueron importantes: el nombramiento de un nuevo presidente para terminar el período de Arguello y la alianza con los conservadores con el propósito de lograr un nuevo consenso nacional y garantizar la supervivencia del régimen. Para atraer a los conservadores, Somoza les otorgó una representación limitada en ciertos gobiernos municipales, en los poderes legislativo y judicial y en las empresas públicas. En marzo de 1950 Chamorro y Somoza firmaron un pacto mediante el cual se repartían los puestos de poder.
En el sexto capítulo Walter estudia a los grupos defensores y opositores del régimen somocista. Entre los primeros se mencionan: el Partido Liberal, la Guardia Nacional, mientras la oposición la clasifica en cívica, sindical, y en el exilio.
El Partido Liberal era el encargado de estimular y organizar el apoyo popular, así como de llevar a los votantes a las urnas el día de las elecciones. En la cima de la estructura del partido se hallaba Somoza el “jefe máximo” y subordinada bajo su mando se encontraba la Junta Directiva Nacional y Legal. Los comités departamentales funcionaban bajo la influencia de caudillos locales, individuos que generalmente ocupaban algún puesto en el Congreso o en la burocracia del Estado. En los pueblos y en las áreas rurales, los comités del partido al parecer estaban bajo el control de caudillos menores y de los jueces de mesta.
La Guardia Nacional estaba compuesta por elementos liberales y sobre todo somocistas. Es decir la Guardia en realidad era el instrumento represivo no solo del Estado sino del partido.
En cuanto a la oposición cívica esta surgió de las viejas estructuras de los Partidos Conservador y Liberal. Mientras la izquierda al no tener ninguna representación partidaria sus actividades se limitaban a la sindicalización obrera, la publicación de un periódico y la distribución de volantes.
El primer Somoza se mantuvo en el poder más de 20 años hasta que el poeta Rigoberto López Pérez en una acción heroica decidió acabar con la vida del dictador.
Autor: Ricardo ARGUETA