Ficha n°124

MAIZ Y LIZÁRRAGA, Felipe de



Cargo: Regidor, Santiago de Guatemala (1681-1694); contador interino, Real Caja de Guatemala (1687-1694).

Caso: Doña Dionisia Alvarez de Revolorio.

Nació: Concejo de Lazkano, Guipúzcoa (se ignora la fecha).

Murió: Santiago de Guatemala, 4 de septiembre de 1694.

Padres: Domingo de Maiz y Mariana de Lizárraga.

Resumen: Parece que fue en la década de 1650 que llegó a Guatemala desde España el joven guipuzcoano Felipe de Maiz y Lizárraga. Encontró empleo en la casa del comerciante y transportista Gregorio de la Serna Bravo, donde trabajaba catorce años como cajero. Según una declaración que Maiz hizo poco antes de su muerte, durante los primeros ocho años en este cargo, su sueldo se pagaba en forma de diez cajones de tinte añil cada año. Considerándose explotado y subestimado, cometió una malversación, sustrayendo de los bienes de su patrón la suma de 900 pesos. No consta si dicha cantidad fue en tinte o en efectivo. Lo que Maiz y Lizárraga sí dice al respecto, es “que lo consultte con tteologos y dieron su parecer ques in excrupulo los podia ttener Por lo que hera manifiesto el trabajo que tuve en su casa”. En todo caso, el hurto jamás fue descubierto, y es posible que los fondos sirvieran como el capital con que Maiz intentó establecer su propia empresa. Después de fallecer Serna Bravo en 1672, Maiz aparece en las actas protocolarias como socio de la viuda de aquél, fletando en sus recuas de mulas a los mercados de la Nueva España, remesas de tinte y textiles producidos en Guatemala. También sucedió a Serna Bravo en su oficio de regidor del cabildo de Santiago de Guatemala, el cual quedó vacante con su muerte y que Maiz y Lizárraga compró en 1681 por la suma de 2.000 pesos.
En algún momento entre 1679 y 1684, Felipe de Maiz y Lizárraga se casó con doña Dionisia Alvarez de Revolorio, hija de don Fernando Alvarez de Revolorio y doña María de Carranza. No tubieron sucesión. La dote de 2.622 pesos sin duda ayudaba a Maiz y Lizárraga ampliar el alcance de sus varios negocios. Desempeñaba como agente de varios comerciantes de Guatemala y España y también como administrador local de la encomienda de don Juan Buatista Sáenz Navarrete, vecino de Madrid. Interesándose por el cultivo del añil, compró tres haciendas en el partido de Escuintla. Sin embargo, tuvo poca suerte como agricultor, declarando en 1694 que debido a las plagas de langostas, no había tenido cosecha buena en más de quince años. En el último análisis, para Maiz y Lizárraga la llave de la sobrevivencia financiera resultó ser su pericia en el campo de la contabilidad. Durante los últimos siete años de su vida, ocupó el cargo de contador interino de la Real Caja de Guatemala, al parecer sin que fuera cuestionada su honestidad.
Al final de las cuentas, es evidente que Felipe de Maiz y Lízárraga gozó de muy poco éxito como hombre de negocios. A su muerte, dejó más de 36.000 pesos en deudas, cantidad que excedía en mucho el valor de sus bienes. La viuda doña Dionisia Alvarez de Revolorio reclamó su dote y repudió todo interés en el legado de su desafortunado marido.


Autor de la ficha: Stephen WEBRE

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