Ficha n°126
AGUILAR Y DE LA CUEVA, don Nuño de
Cargo: Regidor, Santiago de Guatemala; corregidor, Santiago Atitlán; alcalde mayor, Zapotitlán.
Caso: Doña Inés Alfonso Mazariegos.
Nació: Ecija (Andalucía), alrededor de 1600.
Murió: San Antonio Suchitepéquez, 23 de febrero de 1636.
Padres: Don Antonio de Aguilar y de la Cueva + Doña Inés de Figueroa.
Resumen: Don Nuño de Aguilar y de la Cueva pertenecía a una familia que reclamaba parentesco con algunas de las casas nobles más prominentes de España, entre ellas las de los duques de Osuna y los marqueses de Arcos y Albuquerque. En 1619, acompañado por su hermano, don Pedro de Aguilar y Laso de la Vega, pasó a Guatemala donde rápidamente se integró en la élite local. Se casó en 1623 con doña Inés Alfonso Mazariegos, hija de don Luis Alfonso Mazariegos y de doña Jerónima de Loaisa y Barahona, quien contaba entre sus antepasados a Diego de Mazariegos, conquistador de Chiapas, así como también a otros conquistadores y primeros pobladores. Aparte de un dote de más de 26,000 pesos, don Nuño de Aguilar y de la Cueva gozaba de los ingresos que producían una encomienda en la provincia de Chiapas y unas casas de alquiler que poseía en Santiago de Guatemala. En 1623, apareció en nombre de su sobrino, don Francisco Antonio de Aguilar y Córdoba, para comprar una plaza de regidor del cabildo de Santiago, oficio que, siendo éste menor de edad, ejerciera el propio don Nuño. Sin embargo, la corona no confirmó el título y el regimiento fue declarado vacante y ofrecida de venta de nuevo en 1633.
Sin duda debido a sus conexiones importantes, las autoridades coloniales favorecían a don Nuño de Aguilar y de la Cueva con varios cargos públicos. Casi inmediatamente después de su llegada en Guatemala, fue nombrado capitán de infantería y luego fue ascendido al grado de sargento mayor. Entre 1625 y 1628 aproximadamente, desempeño como corregidor de Santiago Atitlán y finalmente en la década del 1630 fue nombrado alcalde mayor de Zapotitlán, cargo que se encontraba sirviendo en 1636 cuando le sorprendió la muerte. Fue enterrado en la iglesia parroquial de San Antonio Suchitepéquez, pero los restos fueron trasladados después al convento de San Francisco de la ciudad de Santiago de Guatemala.
A su muerte, dejó a su viuda, doña Inés Alfonso Mazariegos, y a cuatro hijos, tres varones—don Antonio, don García y don Luis—y una mujer, doña Jerónima, quien en 1648 profesaría como monja en el convento de la Concepción de la ciudad de Santiago de Guatemala.