Ficha n°49
HUERTA CASO, Jose Antonio
Cargo: Obispo de Nicaragua.
Nació: el 23 de mayo de 1741 en Juigalpa, Ciudad de León, Nicaragua.
Murió: el 25 de mayo de 1803 en la misma ciudad.
Padres: hijo de don Diego Alonso de la Huerta y Caso natural de la villa de Santa Eulalia, en Asturias y de doña María Francisca Rodríguez de Castro, oriunda de Nicaragua.
Resumen: Tristán, Obispo de Nicaragua subrayaba en una carta la ilustre descendencia de José Antonio Huerta Caso. Sus padres por ambas líneas ilustres traían su origen de los conquistadores de estas provincias: entre sus parientes se encuentran el condestable Alvarado, los condes Juan Francisco Sardonil y Girones, encomenderos, y sobrino de Fray José Girón de Alvarado, Obispo que fue de Nicaragua, de don Salvador Girón de Alvarado deán que fue de la misma catedral. Aunque carecemos de datos para comprobar estas prestigiosas filiaciones, no deja de ser interesante esta verdadera “obsesión” de los linajes para estudiar las mentalidades de las familias de élite de la Ciudad de León en Nicaragua. En realidad no tenemos por qué dudar de estas afirmaciones. Primero, porque sabemos que José Antonio poseía un capital de 1000 pesos que instituyó en capellanía, en 1646, el capitán Alonso Girón y Alvarado con su esposa María Llanes Moreno. Luego porque las relaciones de méritos y servicios, la mayoridad de las veces, se redactaban a partir de documentos originales. Esta filiación constituía una fuerza social utilizada por los sujetos del Rey para expresar su fidelidad a la Corona y su amor a Dios.
Es fundamental tener en cuenta este patrimonio social para entender la deferencia social que implicó su apellido en la sociedad local, y en consecuencia el carácter “meteórico” de su carrera eclesiástica. Después de haber cursado en el colegio Seminario recibió todas las sagradas órdenes “sin demora y sin nota alguna por la buena fama crédito que desde su juventud tuvo en este obispado”, pero no obtuvo ningún diploma superior. Consiguió el empleo de Colector General de la diócesis y el de cura por presentación del Real patronato de la Iglesia Parroquial de Teustepet - se ejerció allí en la conversión de los “bárbaros” -; del cual en 1769 obtuvo uno de los canonicatos de esta Santa Iglesia Catedral de León. Llegó después a arcediano, de cuya dignidad tomó posesión el día 15 de agosto de 1781. Tras haber muerto el Dr. Don Pedro Josef Chamorro, deán de aquel cabildo eclesiástico, Antonio José fue lógicamente nombrado el día primero de abril de 1783.
Lo encontramos desempeñando un papel clave para ubicar a los suyos en los puestos de poder de la diócesis. Escribió a los Inquisidores de México para que las candidaturas de comisario al Santo Oficio de Cartago de José Miguel Sancho y Juan Manuel Corral fueran rechazados en beneficio del español Ramón Azofeifa.
Un hecho nos inclina a pensar que José Antonio beneficiaba de protectores poderosos en España: logró ser nombrado obispo el 24 de julio de 1797 en su diócesis natal, lo que era muy difícil en América. Los documentos que se conservan atestiguan una gran actividad pastoral. Dedicó bastante tiempo al Colegio San Ramón, donde estableció las Cátedras de Sagrada Escritura, Liturgia, Historia Eclesiástica, Medicina, Cirugía y Leyes. Le tocó nombrar como catedráticos a don Miguel Larreynaga y al indígena Tomás Ruiz. Murió repentinamente el 25 de mayo de 1803. El 18 de abril de 1803 se hizo el avalúo de sus bienes, durante tres días, en presencia de Juan Francisco Vílchez, deán del obispado de Nicaragua. Su biblioteca fue avaluada en 650 pesos más o menos; sus tres esclavos fueron liberados; dejó también a su sobrina, que estaba en la casa del padre Somoza, una casa situada en la esquina de la merced, y 400 pesos al secretario don Rafael Ayestas. Igualmente hizo una donación importante de 200 pesos a su esclavo Ambrosio Salguero y a sus dos sobrinas Diez de Corcuera. El expolio del obispo es interesante porque revela en detalle las cuentas y gastos del funeral, no menos de 472 pesos.