Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1En la segunda mitad del siglo XVIII muchos hombres participaron activamente en la reforma del funcionamiento de los Hospitales.

2Fue el administrador del Hospital de San Juan de Dios del 11 de septiembre de 1782 a 1790. Renunció a su cargo porque estimaba justamente que el Estado real no asumía sus responsabilidades para hacer del Hospital una institución sólida capaz de acoger a los enfermos en condiciones dignas. Quería luchar contra la insalubridad. A pesar del apoyo local del Capitán General, sus ideas se enfrentaron a los miembros del cabildo eclesiástico, en particular Juan José González Batres , Antonio Alonso Cortés , Antonio Dighero, Juan de Dios Juarros y Ignacio Ruiz Alvarez.

3 De acuerdo al conocimiento que tenemos hasta ahora de la documentación, el personaje es difícil a cernir.Gustavo Palma Murga en su inédita tesis de Doctorado menciona que formaba parte de los comerciantes que, entre 1774 y 1780, declararon en la aduana 725 arrobas de añil destinado a la exportación. Estas cifras hacen de Tormoje un exportador relativamente modesto, sobre todo si lo comparamo a las 23.916 arrobas exportadas por Juan Fermín Aycinena , o a las 12.766 de la familia Yudice, exportadas en el mismo periodo. En esta época parece haber tenido una buena relación con el pudiente comerciante Rafael Ferrer, puesto que ambos eran garantes de un préstamo de 1025 pesos que el alcalde mayor de Suchitepéquez Joseph Alvarado obtuvo del juzgado de capellanía. De la misma manera, Jacobo Tormoye mantenía una relación de confianza con el alcalde mayor Francisco Carbonel siendo entonces el fiador de este último cuando quiso alquilar una hacienda propiedad de los Dominicos. Estos datos son al fin y al cabo bastante escuetos. No sabemos nada de las circunstancias de su llegada a tierras americanas. Sólo podemos decir que estaba presente en el año 1773 cuando la ciudad de Santiago de Guatemala fue destruida por unos terremotos. Cuando el 6 de septiembre de este año el Capitán General Martín de Mayorga dejó la ciudad arruinada para buscar un refugio, él mismo nombró a tres comisionados que debían apoyar a los regidores para mantener el orden. Jacobo Tormoye y Espejo asumió este cargo junto con don Fernando del Sobral y don Cayetano Iudice. El inventario de sus bienes en el momento de su fallecimiento revela una fortuna mediana que superaba los 55.000 pesos. Deduciendo los gastos del albaceazgo y el pago de algunas dependencias, sus hijas Josefa Germana Tormoye y Anzueto – casada con Carlos Rojo y con Pedro Larreinaga – y Manuela – casada con el comerciante Blas Rodríguez de Zea– se repartieron 35.412 pesos. Jacobo Tormoye tenía además una casa en la nueva ciudad avaluada en un poco más de 5000 pesos. Estas cifras demuestran que Jacobo no formaba parte de las principales familias de ciudad sino de este reducido grupo de españoles de capas medias altas.