Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1Sebastián Esponda y Olaechea constituye un caso especial dentro de la provincia chiapaneca del siglo XVIII. En una sociedad donde no encontramos mayores ejemplos de profesionistas universitarios, él es una excepción. Originario de una provincia de la Capitanía General de Guatemala, limítrofe con el Virreinato de la Nueva España, decide cursar sus estudios en la Imperial Universidad de México.

2En un principio, está interesado en permanecer en la capital novohispana, por lo cual entrega un año antes de egresar, el 21 de junio de 1794, sus informaciones de limpieza e hidalguía para ser admitido en el Ilustre y Real Colegio de Abogados de México. Sin embargo, tras obtener el título de abogado el 7 de mayo de 1795, decide volver a su provincia natal para atender los asuntos familiares.

3Para ese momento, su madre, María Gertrudis de Olaechea, enfrenta un proceso por una herencia de 15,000 pesos que su hermano, el presbítero Esteban Vital de Olaechea, había dejado a los hijos de Marta Grajales, vecina de Tuxtla, y que ella debía haberles entregado tras la muerte de Esteban Vital. María Gertrudis, nombrada albacea por su hermano, se niega obstinadamente a entregar la suma.

4La intervención de Esponda ocurre en un momento en que el litigio se está perdiendo para los intereses de la familia. El 30 de julio de 1795 confiere María Gertrudis a su hijo poder amplio apud acta. Aun cuando no consigue revertir las sentencias que tanto el Consejo de Indias y la Audiencia de Guatemala pronuncian a favor de los hijos de Marta Grajales, Esponda en todo caso no parece haber cumplido en ningún momento con la entrega de la suma.

5En 1798 se halla instalado como alcalde en el ayuntamiento de Ciudad Real, al lado del peninsular Miguel Antonio Gutiérrez. Es entonces cuando los indios chamulas le nombran su abogado en la adquisición de unos terrenos, un asunto que se prolonga por lo menos dos años. Asimismo, de 1799 y hasta 1801 es subdelegado del partido de Tuxtla. También se le designa asesor ordinario de Ciudad Real, cargo al que renuncia en 1806. En estos años iniciales del siglo XIX funge además como promotor fiscal de hacienda.

6Es precisamente en su carácter de promotor fiscal de hacienda que manifiesta en septiembre de 1801 al intendente Agustín de las Cuentas Zayas lo conveniente de trasladar la sede de alcabalas situada en Tuxtla en el año de 1777 a Ciudad Real. Tras la fundación del pueblo de San Fernando Guadalupe Salto de Agua, argumenta, la receptoría de Ciudad Real ha incrementado sus ingresos mientras la de Tuxtla ha ido en decremento. Aun cuando algunos comerciantes de Ciudad Real –Francisco Velasco Campo, Nicolás Ignacio Coello y Juan de Dios Cancino- discrepan de la afirmación de Esponda, pues consideran que Tuxtla es todavía enlace de importancia entre uno y otro reino, el traslado es dispuesto finalmente en noviembre de 1803.

7Si bien es cierto que las propiedades de los Esponda y Olaechea se hallan en la región occidental de la provincia controlada por Tuxtla, podría interpretarse el apoyo de Sebastián Esponda al traslado como la intención de ampliar su capacidad de acción - en cuanto funcionario, comerciante y hacendado- a toda la provincia.

8En 1805, de nuevo dentro del ayuntamiento de Ciudad Real, se enfrenta con el asesor interino de la intendencia, José Mariano Valero. En esa ocasión, una bomba explota en la casa de Valero en plena madrugada. Cuatro años más tarde, en 1809, ocurren fricciones una vez más entre Valero y el ayuntamiento. En medio de una celebración religiosa, Esponda despoja públicamente a Valero de la vara de asesor. Para Valero, el principal instigador en su contra es Esponda, pues lo considera la persona de mayor preparación.

9En junio de 1810 Sebastián Esponda es nombrado diputado chiapaneco ante las Cortes de Cádiz. Valero se esfuerza por conseguir que el nombramiento sea anulado, lo cual no logra. Esponda se embarca a España en julio de 1811, mas apenas cinco días después de haber zarpado de Veracruz, fallece abordo, víctima del vómito negro. Su cuerpo es lanzado al mar y sus pertenencias depositadas en Cuba, desde donde son devueltas a su viuda.

10Casado con Clara González, Esponda tiene con ella varios hijos, pues llega él a declarar que son en total seis, pero en padrón de abril de 1811 aparecen mencionados sólo tres: Joaquín, Francisco y Manuel.

11Michael Polushin ha indicado que Esponda se destaca “como uno de los pocos alcaldes ordinarios en tomar un papel dirigente tanto en los asuntos del ayuntamiento como en los de la junta municipal”. Hemos de ver cómo en la trayectoria seguida por Esponda se nota la estrategia seguida por la familia, la de avanzar en la escala social al contar con un miembro dedicado a una profesión liberal, la de abogado, canal idóneo para una ascendente carrera política. El punto culminante lo constituye su nombramiento como diputado a las Cortes de Cádiz, puerta de acceso a espacios mucho más vastos.