Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1El general Miguel García Granados, uno de los líderes de la Revolución de 1871, empieza sus Memorias de la manera siguiente: “Mi padre era natural del Puerto de Santa María, provincia de Sevilla, en la Península Española; vino a Guatemala siendo aun muy joven, hizo una buena fortuna”. De esa manera rendía homenaje a su padre, que había sido un comerciante muy dinámico que murió en Guatemala en 1826 cuando “comenzaron en Centro América los disturbios políticos que degeneraron en guerra civil”.

2Siguiendo a Miguel García Granados, este fallecimiento tuvo consecuencias sobre la cohesión de la familia García Granados: posiblemente se produjeron divisiones entre hermanos y hermanas a la hora de distribuir la herencia, lo que solía suceder. Además de Miguel, el núcleo familiar incluía a Maria Josefa “Pepita”, Elena casada con un miembro de la familia, Juan José Pavón, José Vicente y Joaquín.

3Los registros de la Casa de Contratación permiten compensar las aproximaciones del General en sus Memorias, pues nos informan que José García Granados pasó a Guatemala en mayo de 1784 cruzando el Atlántico con un cargamento de hierro avaluado en 643.454 reales de vellon en la fragata española Jesús Nazareno del maestro don Juan Puig y Perich. Hay que relacionar esa mercancía con la reconstrucción que se llevaba a cabo en Guatemala de la capital del Reino tras los terremotos de 1773. Se puede también destacar a partir de esos documentos el oportunismo comercial de aquel hombre. Su fiador en Cádiz era don Juan de San Miguel y Nájera, y don José de Bustamante , el futuro Capitán General de Guatemala, atestiguó entonces que él no estaba casado y que lo conocía desde hacía ocho años.

4Tras una estancia de ocho años en Guatemala, José García Granados volvió a España en 1792 donde se casó con Gertrudis Zavala Corona, hija de un pudiente comerciante don Agustin de Zavala… de la ciudad de Guatemala. Un matrimonio que demuestra que el Atlántico era más una zona de relación que una zona de separación entre el viejo y el nuevo mundo. No es casualidad si José García Granados volvió a Guatemala en 1811; su regreso corresponde a la misma fecha de la llegada al Reino de Guatemala del nuevo Capitán General don José de Bustamante. No cabe duda de que nuestro comerciante vio este nombramiento como una oportunidad para rehacer sus negocios, pero según su hijo Miguel su fortuna “siguió [ésta fortuna] para abajo por motivos y circunstancias que no es del caso referir” . Los archivos notariales no revelan una actividad comercial intensa en un periodo que de todos modos no era muy propicio debido a la crisis del añil. Sólo lo localizamos como fiador del comerciante José Víctor Zavala cuando este prestó 4000 pesos a los fondos del Hospital de San Juan de Dios en julio de 1814. Sus ingresos no le permitían en ese entonces pagar un profesor particular, por lo cual los niños estudiaron en la nueva Escuela de San José de Calasanz.

5Ante esas dificultades el hijo mayor José Vicente tomó las riendas de los negocios de la familia con la esperanza de manejar de una manera más activa los pocos intereses que quedaban. Tras un viaje con pocos resultados a Cuba, José Vicente sacó provecho de una medida promulgada por el Capitán General Carlos de Urrutia que permitía el comercio con la colonia inglesa de Belice – aunque prohibiendo cualquier relación directa con los comerciantes ingleses de aquella región - con lo cual se llegó, a finales de 1819 y a pesar de la prohibición, a abrir oficialmente la ruta comercial entre Guatemala y Belice. En esa época entre los amigos más cercanos de José García Granados figuraban los miembros de la familia Montúfar, en particular don Juan Montúfar y el coronel Manuel Montúfar, autor de las Memorias para la historia de la Revolución en Centroamérica. Al producirse la Independencia, “como buen español que era, no vio con gusto la emancipación de España (…) pero por su carácter moderado, ya viejo, y un tanto achacoso, no tomó tampoco parte activa en contra, ni aun en palabras”. Según su hijo ni siquiera juró la Independencia, pero como era querido y respetado por el vecindario no lo molestaron.

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