Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1Por el testamento de su hermano, Ignacio Santa Cruz, cura de San Raymundo en la provincia de Sacatepéquez, quien falleció en 1793, tenemos algunos datos sobre la filiación de Antonio Santa Cruz, quien se ubica socialmente entre las capas medias de la sociedad urbana de la capital del Reino de Guatemala. Sabemos, por otro documento, que era notario, escribano del ayuntamiento, entre 1777 y 1786. Tal testamento nos permite ubicar la presencia de una sobrina, Clara de Espinosa, religiosa en el beaterio de Belen. Sabemos también que el padre Santa Cruz obtuvo de su hermano el goce de un trapiche valuado en 2.000 pesos, denominado San Diego, y un capital prestado de 2.000 pesos garantizado por una propiedad.

2Fue nombrado capellán de las monjas de Capuchinas el 19 de mayo de 1777 por el arzobispo Pedro Cortés y Larraz . Fue propuesto por la abadesa, en primer lugar, quedando entonces liberado de ese cargo Pablo José Jáuregui, quien estaba llamado para servir en la administración de los fondos del pudiente monasterio de la Concepción.
En 1793, Santa Cruz fue nombrado notario revisor y expurgador de la Santa Inquisición junto con el médico José de Flores .

3Sus competencias administrativas eran ya reconocidas y sus amigos no dudaban en confiarle tareas de responsabilidades como era la de cumplir con las últimas de sus voluntades. Fue el caso del cura Marcelino Antonio Palacios, y más tarde del cura de Retalhuleu Tomás Zapata y Azañón.

4El 25 de enero de 1801 se presentó Josefa Iturbide ante el notario José Díaz González; ella había comprado la casa de Santa Cruz, en 1796, por la cuantiosa suma de 4.080 pesos, cantidad que no pudo pagar fácilmente pues pidió al canónigo Isidro Sicilia un préstamo de 500 pesos, con lo que podría pagar 2.300 pesos del total. Es factible que la casa estuviera gravada por varios censos y que Josefa haya aceptado seguir pagando los intereses de éstos.