Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1A pesar de la excelente monografía que tenemos de Germán José Romero Vargas sobre las estructuras sociales en Nicaragua en el siglo XVIII, la época colonial sigue siendo un terreno de investigación cuyo estudio sigue siendo difícil por la falta de fuentes. Cuando iniciamos nuestra investigación doctoral nos planteamos la hipótesis de que los documentos del cabildo catedralicio de la Ciudad de León nos podían ayudar a localizar a los miembros de la oligarquía local de aquella región. Es bastante lógico que las familias de poder aspiraran a ocupar los cargos más importantes, sin embargo la configuración política de la provincia de Nicaragua era peculiar, porque se trataba de una región con dos cabezas visibles: León y Granada. Por ejemplo, la pudiente familia Chamorro, de origen vasco, que controlaba muchas tierras alrededor de Granada (y que se mantuvo en el poder hasta la Revolución Sandinista), intentó controlar la alta jerarquía de la Iglesia leonesa.

2 El caso más emblemático es el de Pedro José Chamorro, sobrino del Obispo Villavicencio, cura de Granada y que llegó a ocupar el deanato del cabildo catedralicio de León en 1768. Fue provisor y vicario general del Obispado cuando fue nombrado en su lugar José Dionisio de Vílchez y Cabrera. Supo establecer muy buenas relaciones con el obispo Juan Carlos Vílchez y Cabrera, el cual lo propuso para auxiliarlo como obispo cuando se sentía demasiado débil para hacer frente a las obligaciones de su cargo. Cuando falleció Vílchez y Cabrera, los oidores de la Real Audiencia de Guatemala se tomaron la pena de escribir al rey. Temían que este deán fuera promovido a la cabeza del obispado: “ (…) además de que las muchas conexiones que tiene en aquella Provincia, lo improporciona, su conducta menos conforme, y arreglada a su estado, y Oficio y sobre todo es opuesto enteramente a los Juezes Reales, a conservar las regalías de su Majestad (...)”. Según los oidores, el deán Chamorro formaba parte de un grupo de eclesiásticos que no dejaban de fomentar desavenencias contra los gobernadores. Criticaban abiertamente el privilegio de estampilla que había sido acordado al Obispo Vílchez (por estar enfermo y ciego) porque la estampilla se encontraba en la casa del deán quien de hecho gobernaba la diócesis.

3Además los oidores no eran los únicos en denunciar esta situación. En 1774 el canónigo Juan Francisco Vílchez había escrito al rey para decir que el deán, junto con el arcediano Don Cristóbal Baca y el maestre-escuela don José Antonio de la Huerta, habían remitido al Doctor don Francisco de la Vega las mejores alhajas de la Iglesia con el pretexto de venderlas, buscando consumirlas en la Obra de la Catedral. Dos años pasaron y ningún fondo fue dedicado a la construcción…

4 Vemos en este caso que la oligarquía granadina seguía la estrategia de destinar a sus miembros a todos los cargos de poder de la provincia. Además del control férreo que ejercían sobre la ciudad de Granada, había un hermano del deán, Juan Antonio, que servía la parroquia de Managua. Otros hermanos ocupaban puestos de poder de las órdenes franciscanas y mercedarias.

5 Sabemos que falleció en el año de 1782 o a principios de 1783, porque su sucesor José Antonio de la Huerta Caso tomó posesión de la Dignidad de deán el primero de abril de 1783.

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