Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1Además del cargo de intendente de San Salvador que José María Peinado logró servir dos veces, fue chanciller de la Real Audiencia en 1789, regidor perpetuo del ayuntamiento de Guatemala y receptor general de Penas de Cámara de la Real Audiencia en 1794. Al fallecer el criollo Lorenzo Montufar, alcalde mayor de Verapaz en 1809, Peinado intentó recuperar sin éxito este envidiado puesto. Para demostrar sus méritos hizo hacer entonces una información de ley que nos aporta valiosos datos acerca de su trayectoria a diez años de su fallecimiento.

2 Educado en el seno de una familia acomodada, José María Peinado sacó un gran provecho de los éxitos comerciales de su padre, Diego, quien era español de origen pero que se había radicado en Guatemala a finales del siglo XVIII. Su padre lo educó en la casa para una carrera en los negocios, ofreciéndole oportunidades de trabajo en los asuntos financieros al servicio del convento de San Francisco. Tenemos en los archivos notariales un poder especial “para el efecto que expresa” de José María Peinado como Síndico del Convento de San Francisco al Procurador de la Tercera Orden del mismo San Francisco, firmado el 15 de Octubre de 1789. En 1798, seguía ejerciendo ese estratégico cargo. Del lado de su madre, su tío, el doctor don Ignacio de Zevallos, hizo una brillante carrera eclesiástica, acabando su vida como deán del cabildo eclesiástico de Sevilla. Este nexo, en España, facilitó sin lugar a duda la plena integración de la familia Peinado en Guatemala. En Guatemala la red familiar de los Peinado incluía la familia Altuve por el matrimonio de su hermana María Josefa Manuela Peinado con Manuel Esteban Altuve natural de la villa de Mondragón de la provincia de Guipúzcoa.
Participó activamente en la difusión de las Luces. Redactó un proyecto para facilitar el carruaje del camino del golfo. La idea era ampliar el trillo a fin de permitir el paso de carretas y coches. El Consulado lo apoyó; pero el Capitán General consideró que había otros proyectos prioritarios. En enero de 1798 fue electo juez de policía del ayuntamiento.

3Además de los oficios citados, Peinado ocupó cargos de responsabilidad en el Consulado de Comercio, a partir de 1806, y desempeñó la colegiatura en el Tribunal de Alzadas. Según la historiadora Jordana Dym , el 15 de noviembre de 1808 Peinado propuso, como regidor, que Guatemala, como capital del Reino, exigiera ser invitada a nombrar “vocales y diputados” a las Cortes, porque “mediante las ocurrencias [las abdicaciones de los monarcas en favor de Napoleón] de la Metrópoli juzga se harán Cortes y por de pronto que se formara una Junta Central”. La propuesta fue aprobada. En 1809 sirvió de alcalde primero del ayuntamiento después de haber sido regidor muchos años antes. Su papel de líder intelectual se hace entonces sentir: apoyándose en el bando aristocrático formado alrededor de Antonio Juarros, José de Aycinena y su hermano Vicente, Peinado redactó la mayor parte de las Instrucciones que el diputado Antonio de Larrazábal llevó consigo en 1810 como base teórica para representar la provincia guatemalteca en las Cortes de Cádiz. Dicho texto abogaba por el establecimiento de una monarquía constitucional liberal.

4Su deseo de reforma del sistema político, el cual incluía la autonomía política en el seno de la monarquía española, se explica por la pésima situación económica en la que se encontraba el Reino y que llegó a afectar a su familia, la cual padeció por entonces graves dificultades financieras. En 1809, por ejemplo, su hermano Mariano Peinado solicitó en préstamo 2.000 pesos que estaban a mano de los jueces de capellanías. Como garantía, Mariano ofreció la hacienda de Mirandilla cerca de Escuintla (avaluada en 25.000 pesos) y una casa en la capital (que valía más de 5.000 pesos). El promotor fiscal de la curia diocesana negó el permiso porque estaba entonces al tanto de la delicada situación financiera de los Peinado.

5Cuando en marzo de 1811 llegó el Capitán General José de Bustamante a la capital, Peinado pronunció el discurso de bienvenida y organizó la fiesta de recepción junto con José de Aycinena. Su influencia política en el ayuntamiento era muy grande y seguía impulsando ideas progresistas como la de establecer en el Reino juntas provinciales al igual que en España, solicitud que incluyó en las instrucciones del diputado Larrazábal.

6Poco tiempo después, al estallar los motines salvadoreños de 1811, Peinado acompañó a José de Aycinena en una misión de pacificación, lo que le valió asumir la responsabilidad de intendente interino de aquella región. Temerosos de un levantamiento popular, los miembros del ayuntamiento de San Salvador apoyaron dicho nombramiento: “ la fina instrucción de Peynado, la liberalidad de sus ideas, su versación en negocios y lo que es mas su firmeza y su desinterés le hacen acreedor a estos empleos ”. El siete de enero de 1812, Peinado fue electo Alcalde Primero de la ciudad de San Salvador, elección que el Presidente de la Audiencia, Bustamante, aprobó “ por estimarlo así conveniente para afirmar la tranquilidad y el buen orden en dicha provincia, y por ser una nueva demostración de los buenos sentimientos de aquel Cabildo ...”. El historiador Julio Pinto Soria llama la atención sobre el carácter reaccionario del discurso de Peinado, un hombre que busca por todos los medios posibles conservar el viejo orden social: “ (...) El pernicioso ejemplo de México y los emisarios de aquellos cabecillas, han movido en la gente de estos pueblos un deseo intimo de libertad (...)”.

7Poco tiempo antes había jugado papel importante en la redacción de las famosas Instrucciones del diputado a las Cortes de Cádiz, Larrazábal . La influencia de los escritos de Adam Smith y el reconocimiento de la importancia de la economía política eran notables en dicho texto. Cuando el primer periodo constitucional cesó en 1814, se denunciaron “ expresiones que se consideraron iguales a las sediciosas de la Asamblea nacional de Francia ” y por real decreto del 31 de marzo de 1815, Peinado fue despojado de su Intendencia. Su desgracia duró dos años y ocho meses hasta la revocación de aquel decreto a mediados de 1818. Durante este periodo intentó rehabilitarse con el apoyo de dos amigos suyos, el entonces Ministro del Consejo de Indias, José de Aycinena y el fiscal del mismo Consejo don Juan Gualberto González, atacando de frente la gestión pública del Capitán General Bustamante.

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