Ficha n° 716
Creada: 01 noviembre 2005Editada: 01 noviembre 2005
Modificada: 04 septiembre 2009
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Autor de la ficha:
Christophe BELAUBREEditor de la ficha:
Christophe BELAUBRESILVA, Lazaro José de
- Cargo o principal ocupación:
- Cura, capellán de coro, administrador de los fondos de las monjas de Santa Clara
- Nació:
- en 1770
- Murió:
- Despuès de 1836
- Padres:
-
1Manuel Silva (hijo de Josef Silva y de María Baydes) y de Carmela Sotomayor o María Del Carmen Sotomayor
- Resumen:
-
1La carrera eclesiástica del padre Lázaro José de Silva es interesante por su carácter poco común en una sociedad de Antiguo Régimen. Se puede decir, de una cierta manera, que este personaje, —aunque vivió más que todo en la época colonial— se comportó de tal manera que dejaba de ser un “hombre de la colonia” para convertirse en un empresario del precapitalismo.
Los archivos notariales constituyen la fuente que revelan la movilidad social y el dinamismo individual del personaje. Hemos compilado 29 escrituras notariales que aparecen firmadas por él, entre 1798 y 1828, y que dan cuenta de un total de 29.760 pesos de capitales acumulados. El manejo de esta cifra lo convierten en el “banquero” individual más activo del periodo, solamente comparable, por su dinamismo, al padre José Teodoro Franco . Además hay que tomar en cuenta que estas escrituras revelan la parte más visible de su trabajo, pues no todos los préstamos que acordaba solían merecer la costosa consulta y fe de un notario.
De sus primeros años sabemos muy poco. Nació en 1770 en una familia de españoles empobrecidos, o ladinos, que vivían de los frutos de una hacienda denominada “Los Esclavos” en la provincia de Escuintla. Los diferentes testigos que se presentaron para demostrar su limpieza de sangre aseguraron que era de padres españoles. Su hermana, Albina Josefa, ingresó en el temido convento de Capuchinas, en 1791, año en que falleció su padre, Manuel Silva.
Fue ordenado presbítero, seguramente a título de capellanía, en 1794 después de solamente tres años en el Colegio Tridentino. No graduarse de Bachiller significó una limitación de sus posibilidades de ascenso social, pero no la consideración de paria.
A lo largo de su vida, Lázaro José de Silva practicó una gestión de sus fondos que demuestran una visión hacia el futuro, un verdadero talento y una cierta temeridad. En la primera fase de su vida, fueron muchos los préstamos a corto plazo que otorgó, concediendo sumas que oscilaban entre 100 y 500 pesos, antes de arriesgarse a prestar, finalmente, 5.000 pesos a los comerciantes Luciano Mendoza o la viuda María Antonia Bregante. El dinero manejado le ofreció también la oportunidad de invertir en la adquisición de bienes mobiliarios. Lo encontramos, por ejemplo, en 1826 vendiendo a Josefa Hoyor una casa bien construida cubierta de tejas por un valor de 7.200 pesos, que la mujer adquirió al contado. Este mismo año compró, por 200 pesos, una casa a Pedro Navar! Dos años antes había vendido otra casa en 1.275 pesos al presbítero Mariano de Ocaña. El testimonio, en 1818, de Francisco Segundo Urrutia da cuenta que durante un año y medio vivió, con Don Buenaventura Guerrero, en casa del padre Silva y que parte de su casa era dada para el alojamiento de estudiantes.
El ritmo de sus actividades bancarias no parece haber padecido de la crisis económica que asoló el Reino de Guatemala, al final del siglo XVIII, debido a la guerra y los bajos precios del añil. Durante 1798 otorgó un préstamo de 4.000 pesos al boticario Mariano Lara y distintas sumas a los miembros de la familia Córdova. Para garantizar sus bienes, dos canónigos —“Isidro Sicilia y Montoya (ficha : 657)”:/index.php?action=fi_aff&id;=657 y Antonio Alonso Cortés — le sugirieron que asegurara el cumplimiento de su última voluntad, lo que revela la complejidad de vínculos sociales y económicos que ataban a nuestro sujeto. Otro ejemplo de su solvencia económica se dio en 1799; don Mathias Rodríguez le pidió que fuera su fiador para poder servir el puesto de oficial tercero de la Administración de la Pólvora.
Fuera de estas actividades financieras se sabe poco de sus obligaciones espirituales. En 1804 aparece como capellán de coro en un listado del clero de la diócesis de Guatemala, y en 1815 era prioste de la Ermita de San José, donde se veneraba una imagen del señor San José obra del escultor Alonso de Paz, según Domingo Juarros . Más tarde fue capellán del monasterio de Santa Catalina.
Sus habilidades en el campo financiero llegaron a ser conocidas por muchas autoridades institucionales. En 1830, el provisor Diego Batres le confió la responsabilidad de administrar los fondos del convento de monjas de Santa Clara. Obtuvo este nombramiento tras la renuncia que había hecho el señor Luis Aguirre. En 1833, frente a una situación política delicada y a quebrantos de salud, el padre Batres decidió renunciar y entregar algún tiempo el mando de la diócesis al padre Silva. En 1836, Silva se mantenía como el colaborador más cercano del padre Batres. No tenemos más informaciones sobre los últimos años de su vida.
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