Ficha n°55

LIENDO Y GOICOECHEA, José Antonio



Cargo: Provincial de San Francisco, Catedratico de Teologia en la Universidad San Carlos.

Nació: el tres de mayo de 1735 en Cartago, Costa Rica.

Murió: el dos de julio de 1814 en la Ciudad de Guatemala, Guatemala.

Padres: don Luis Fernando de Liendo y Goicoechea y doña Baltazara de Inza.

Resumen: Este fraile, conocido como uno de los mas destacados intelectuales de la época colonial fue hijo de un escribano público de la Ciudad de Cartago, quizás un español. A pesar del trabajo del fraile Lamadrid, los años de su formación intelectual son bastante desconocidos. Fue bautizado por el padre fray Diego de Inza, guardián del convento de San Francisco, sus padrinos fueron el Sargento mayor don Juan Francisco Sibara y doña Catalina González del Camino. Perdió sus padres en circunstancias que ignoramos y fue mandado a Guatemala para entrar en la orden de San Francisco, esto alrededor de 1747. Pudo haber profesado sus votos en 1751. Su madre contrajo segundas nupcias con el Capitán Don Diego Morras según sabemos por la reclamación que de la herencia materna hizo, en 1769, Lucas, quien era semi-hermano de Fr José Antonio, para sí y para su hermano Diego, avecindados los dos en Zacapa. José Antonio empezó su enseñanza muy temprano como lector de teología en el convento de Ciudad Real de Chiapas, antes de llegar en la ciudad de Guatemala hacia 1767. Según la historiadora Elisa Luque Alcaide, parece haber estado muy vinculado con el padre Juan José González Batres, porque en 1769 éste le confió la exposición pública de su curso, lo que parece muy factible por la cercanía - numeroso vinculos de todo típo- de esta familia con los Franciscanos. En la misma época, John Tate Lanning lo encuentra haciendo una selección dentro de los libros de los jesuitas que podrían ser vendidos, sobre todo los de Escolástica. Le ayudó en esta tarea el padre Manuel López Rayón. Con su trabajo la Universidad obtuvo 1200 pesos de ganancias, en 1781, de la venta de libros que no servían. En abril de 1774, alcanzó por primera vez el puesto de definidor en su provincia franciscana y era, según parece, partidario de la oposición al traslado de la ciudad de Guatemala, tras su destrucción por el terremoto de 1773. En la misma época empezó a servir una cátedra de teología en la Universidad. Su poder era entonces importante, incluso el arzobispo Cayetano Francos y Monroy lo miraba como el hombre más influyente de su Orden, actuando como secretario del provincial Juan De La Fuente cuando ambas autoridades estuvieron en pugna : influido o por mejor decir engañado de su secretario Fray Jose Goicoechea se arrojase a decir que los arzobispos hacían un uso monstruoso de la franquicia que S. M. los dispensaba en su Real Cedula de 15 de octubre de 1770 ; en el centro del asunto estaba el fraile Fernando Barroeta acusado de varios abusos en su pueblo y expulsado del mismo por un arzobispo que no quería tomar en cuenta los intereses de los franciscanos.
No hacen falta las pruebas de la intensidad de su actividad intelectual y de su posición privilegiada en la sociedad colonial. Era calificador del Santo Oficio con poder de leer libros prohibidos. Dirigió, durante muchos años, la cátedra de Teología de la Universidad introduciendo novedades. En 1782 fue él quien presentó un nuevo plan de estudios aplicados de la física experimental y la nueva química. La medicina pasaba a ser una ciencia de investigación, pues se instauraron las cátedras de anatomía, patología, terapéutica. Era también corresponsal del jardín Botánico de Madrid, encargado del envío de plantas y semillas del Reino de Guatemala a España. Fueron estos vínculos y el apoyo local del Capitán General que le permitieron viajar durante más de un año a España, oportunidad que era reservada a un número muy reducido de personas y que supo aprovechar plenamente porque regresó con 9 cajones de libros. El historiador José Antonio Fernández Molina presenta lo seguridad de sus opiniones cuando analiza las condiciones del mercado mundial a la hora de entender las razones de la declinación del añil centroamericano por culpa de una producción extranjera de calidad mejorada. Liendo y Goicoechea era capaz de formar un acertado juicio sobre tecnologías alternativas utilizadas por los pequeños productores para procesar el xiquilite, en particular el uso de grandes ollas. De hecho, sus relaciones privilegiadas con algunos intelectuales mexicanos, como José Mariano Moziño, miembro de la Expedición Científica Real a la Nueva España, le daba amplias oportunidades de debatir sobre estas cuestiones. A pesar de todo esto el mismo historiador costarricense, Fernández Molina, subraya, analizando su Memoria sobre los medios de destruir la mendicidad (...), que las ideas de José Antonio para resolver los problemas sociales de la Ciudad de Guatemala se limitaban a una política más represiva basada sobre la expulsión de ciertas categorías de mendigos en sus pueblos de origen. Además, sus vínculos con José Cecilio Del Valle —quien pronunció su elogio fúnebre cuando falleció Liendo y Goicoechea en 1814— lo ubican dentro de un círculo de intelectuales poco favorables a cambios radicales. A pesar de haber participado activamente en el movimiento de difusión de las Luces —como contribuyente de la Gazeta de Guatemala con el nombre de Licornes, o como impulsor del Gabinete de Historia natural— sus textos hacen de él un fiel representante de la Iglesia de la época colonial, a pesar de interesarse de los problemas individuales y muy poco de los problemas sociales.


Autor de la ficha: Christophe BELAUBRE

El campo "fuentes" esta en acceso restringido e reservado a los colaboradores del diccionario biográfico centroamericano Para colaborar contactar los editores