Ficha n°59
JUARROS Y MONTÚFAR, Juan de Dios
Cargo: Canónigo de la Iglesia Metropolitana de Guatemala.
Nació: 7 de abril de 1740 en Santiago Guatemala.
Murió: 24 de mayo de 1805 en la ciudad de Guatemala.
Padres: Capitán don Gaspar Juarros de Velasco, nativo de Covarrubia, (Burgos) (?- 1785)y doña Micaela Montúfar y Batres, nativa de Santiago Guatemala (1708 - 1791) .
Resumen: Hijo de un español vinculado con el próspero comercio de la carne en Santiago de Guatemala y aliado matrimonialmente con una de las hijas de un representante de una vieja familia criolla, Juan de Dios Juarros y Montúfar fue ordenado presbítero en 1763 por el obispo de Comayagua, don Diego Rodríguez de Rivas, con dimisorias de su prelado. Algunos años antes había obtenido su bachillerato en filosofía en la Universidad San Carlos (en 1757, junto con su hermano Manuel José) y después un doctorado en filosofía y teología, 1764.
John Tate Lanning subraya que su poder social lo llevó a pasar por alto las reglas de la Universidad. Nos explica que, teóricamente, la cátedra de filosofía que obtuvo debía ser declarada vacante porque no tenía el doctorado correspondiente. Sin embargo, Juan de Dios Juarros no quiso perder su cátedra y argumentó que era más importante dar su tiempo a la enseñanza que preparar un tal examen. Fue el dominico Miguel de Cabrejo quien denunció el carácter ilegal de su situación. Finalmente, un año después, Juan de Dios Juarros obtuvo el doctorado en filosofía e hizo callar de esta manera los descontentos. En 1767, siendo el único opositor, obtuvo la prestigiosa cátedra de teología y más tarde sirvió como Juez de Testamentos y Obras Pías (puesto que ocupó durante más de diez años). En 1761 hizo oposición al curato del Sagrario de la iglesia Metropolitana de Guatemala y habiendo leído por espacio de una hora el punto que le tocó desarrollar fue declarado apto para obtener el envidiado beneficio. El arzobispo Francisco Figueredo y Victoria hizo de él su promotor fiscal en julio de 1765. Era encargado en los juzgados eclesiásticos de defender la observancia de las leyes y de acusar a los responsables de delitos. Estas importantes responsabilidades jurídicas le abrieron las puertas del cabildo eclesiástico cuando, en 1768, se halló vacante la canonjía magistral.
En los años siguientes fue más de cinco veces rector de la universidad: 1770, 1774, 1779, 1783 y por fin en 1794. Dedicó mucho de su tiempo a la reforma de la Universidad. Por ejemplo juzgaba los gastos inútiles y costosos de la pompa universitaria. Mandó una carta al Consejo de Indias pidiendo renovar el estatuto 264. Subrayó las dificultades financieras de mucha gente después del traslado de la capital, y la Corona le dio razón en 1780, cuando fue tomada la decisión de suprimir la pompa universitaria. Durante la época del traslado de la ciudad de Guatemala, fue uno de los opositores a la decisión real. Se mantuvo muy activo en diversas tareas de la vida eclesiástica: fue, durante diez años, confesor extraordinario de las monjas Capuchinas, sobre todo fue provisor y vicario general, interino durante cinco años, y propietario durante seis años. También fue juez hacedor de diezmos durante quince años y en 1800 fue nombrado subdelegado de la Bula de Santa Cruzada y, por último, fue delegado apostólico en la causa del venerable Margil de Jesús.
Las informaciones compiladas no nos permiten reconstruir con fineza la fuerza de su red relacional. Decidió administrar el sacramento del bautismo al hijo del comerciante José Mariano Romá, seguramente para marcar su relación privilegiada con éste. Más tarde, en 1787, hizo otro bautizo con un carácter excepcional: se trataba nada menos que el futuro escritor y político, José Francisco Barrundia.
Cuando murió en 1805, en la ciudad de Guatemala, era arcediano del cabildo eclesiástico pero sus huellas, aunque bastante prestigiosas en la época, no se imprimieron tanto en la historia centroamericana como supo hacerlo su hermano Domingo Juarros, con su trabajo de cronista.
