Ficha n°81
MOLINA, don Manuel Antonio de
Cargo: Cura de San Vicente.
Nació: el 1 de enero de 1772 en San Vicente (San Salvador)..
Murió: el 24 de agosto de 1827 en la Ciudad de Guatemala..
Padres: Hijo de don Francisco de Molina y Castilla (1739 - 1778) natural de San Vicente, y de doña María Lorenza de Cañas y Villalta ( -1807) natural de San Vicente..
Resumen: Oriundo de la villa de San Miguel, su padre Francisco es hijo legítimo de don Juan José Molina y doña de María Boccaro Vides de Alvarado; su madre era hija de don Pedro Castilla y doña Dominga Vargas Machuca. Según su propio testimonio, extraido de un informe de limpieza de sangre, se decía que “Desiende de Alonso de Alvarado conquistador de este reyno y de dona Ysavel de Alvarado hija del conquistador Don Jorge que fue hermano de don Pedro”, dato que no podemos averiguar. Su madre se casó en segundas nupcias con el Capitán don Vicente Rodríguez Del Camino. Manuel Antonio ingresó a las aulas del colegio Seminario de la ciudad de Guatemala el 9 de mayo de 1788, y salió el 2 de setiembre de 1795, ordenado como diácono y graduado como licenciado en filosofía. Su zelo se hizo sentir durante su formación, porque se menciona su temprana dedicación a la enseñanza de la doctrina cristiana a los mosos de cocina del mismo colegio. Sirvió también 4 años de sacristán en la capilla de dicho colegio. El 12 de marzo de 1796 fue ordenado présbitero por el arzobispo don Juan Félix de Villegas. Estudió gramática latina, cursó en la real universidad cursos de filosofía y teología hasta graduarse finalmente de bachiller en filosofía y despuès en teología. Dos años después le dieron el prestigioso cargo de Comisario de la Santa Inquisición para la villa de San Vicente de Austria, por ausencia de don Diego Vidaurre, quien pasó a servir de canónigo en la catedral de Comayagua. Más tarde, en febrero de 1802, recibió el codiciado título de cura interino de la parroquia de San Vicente. En ese entonces ya era doctor en teología por la Universidad de Guatemala. En la certificación de Limpieza de sangre se destacan más informaciones que destacan la participación del padre en la vida local de San Vicente en la primera mitad del siglo XVIII. Formaba parte de estos núcleos de poder, compuestos por una minoria de ladinos y criollos que controlaban esta zona añilera. El documento nos dice que por súplica y encargo del vecindario delineó y formó el plano para la construcción de la Iglesia parroquial de aquella villa, lo cual fue aprobado y examinado por uno de los ingenieros de la capital. Se dice también que en unión de su “casa” es decir con su familia se obligó a dar a su pueblo 3000 pesos para dicha obra que le fueron aceptados. Costeó, en beneficio público, un reloj que se puso en una de la torre de la iglesia con sus resortes correspondientes. También se hizo cargo de comprar una sillas muy decentes para los ministros. Por último, el documento también destaca el papel desempeñado por los antepasados de este personaje, en lo que se refiere al carácter histórico de la presencia de su familia en la región. Allí se dice que su abuelo el coronel don Pedro de Cañas levantó y adornó a sus expensas una capilla de Nuestra Señora que se arruinó posteriormente en los diversos terremotos.
Desde el mes de enero del año de 1802 fue provisor y juez eclesiástico en la misma villa de San Vicente. Compadecido de la falta de enseñanza que padececían algunos niños por falta de medios para salir de su casa, solicitó licencia del supremo gobierno y se ocupó de dar lecciones de gramática. Residiendo en la ciudad de San Vicente, parece que la persona de confianza que se ocupaba de sus asuntos personales en la ciudad de Guatemala era el canónigo Mariano Angel de Toledo. En el momento de la insurección de la ciudad de San Salvador se opuso en armas, renovó el juramento de vasallaje y fidelidad, y mandó quemar en plaza pública las invitaciones de los liberales. Estaba entonces apoyado por los presbíteros Ignacio Carcamo y Miguel Barroeta Castilla. En enero de 1812 el capitán general Bustamente supo renoncer sus méritos y mencionó en un informe oficial que nuestro padre era “(...)excelente patriotia con su predicacion exortaciones e influxo ha sostenido la buena causa oponiendose a la sedicion de San Salvador”. José Cecilio del Valle mencionaba también el papel apaciguador que jugó durante la sublevación su hermano el Coronel José Rafael Molina, quien era Comandante del Escuadrón de Dragones de la misma ciudad de San Vicente. En 1816 la familia Molina fue afectada por la quiebra de José Santin del Castillo por lo cual dieron un poder a don Eusebio de Jesús Castillo “para que a nombre de los dos hermanos se manifieste parte en le concurso de bienes del finado a que son acreedores en varios conceptos”. Más tarde, fue elegido diputado de la diputación provincial de Guatemala, Chiapas y San Salvador, en representación de San Miguel y San Vicente (del 21 de setiembre de 1820 hasta la Independencia). Este mismo año su influencia pública era bastante importante en la ciudad de Guatemala, ya que fue elegido con todos los votos rector de la universidad de San Carlos. Sin embargo era en San Vicente donde su autoridad pública podía ser más útil, y por eso la junta provisional de Guatemala lo comisionó a principios de 1822 para que pase a esa villa y “evite que esta se pronuncie a favor de las autoridades de San Salvador cuales se independizaron de Guatemala con motivo de haber declarado su unión al imperio de Mexico”. Expulsado de San Salvador por negarse a reconocer la autoridad de don José Matías Delgado, Manuel Antonio se instaló en la ciudad de Guatemala donde fue nuevamente nombrado rector de una Universidad que entró entonces en una fase bastante marcada de decandencia. Fue también elegido como diputado de la asamblea del estado de Guatemala. Por fin su testamento, redactado a pocos meses de morir, nos informa que tenía en San Vicente con su hermano una hacienda de índigo que se llamaba Linares, y que había constituido una buena biblioteca de 500 libros que fueron donados al convento de Recoletos.