Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1 Su biografía conlleva dos facetas claves: su vida como caudillo, militar y hacendado; y la persistencia de su figura en la memoria histórica , tanto popular como oficial. En cuanto a la primera, ya se cuenta con dos reseñas biográficas publicadas que se enfocan en sus campañas militares y batallas en general, pero que no indagan profundamente sobre las bases sociales en las que se apoyó para llegar a tener el liderazgo social que tuvo. En cuanto a la segunda, aún hace falta investigar detenidamente los rasgos que delimitan su figura popular y su constante reconstrucción en lugares como Palencia o por medio de refranes muy difundidos entre la población del centro y oriente del país. Con cierta frecuencia aún se escucha decir “en tiempos de Tata Lapo”, en clara referencia a Cruz y la lejanía de su época. En el ámbito oficial, en un primer momento, Serapio Cruz fue considerado un mártir del proceso revolucionario que culminó en junio de 1871 con la caída del régimen conservador, sobre todo en el círculo de jóvenes políticos inclinados al liberalismo a finales de la década de 1860, para luego sufrir una etapa de ostracismo hasta ser rescatado en el imaginario castrense en la década de 1930.

2 Es muy conocida la participación de Serapio Cruz durante la guerra civil que tuvo lugar entre 1847 y 1851 al mando de las tropas del “Ejército de los Pueblos”. Lo que se conoce poco son las contradicciones que tuvieron lugar entre algunos miembros de la alianza de montañeses y criollos capitalinos por las cuotas de poder y los mecanismos de acumulación de capital. En lo referente a Cruz, los conflictos por tierras con oficiales leales a Carrera y su marginación del negocio del aguardiente en la Ciudad de Guatemala serían claves para entender su animosidad contra sus rivales.

3 Durante dicho conflicto, sobresale su apoyo al segundo intento de formación del Estado de los Altos, su derrota en la batalla de Patzún el 14 de julio de 1848 a manos de Carrera, y su ingreso junto a su hermano Vicente en la Ciudad de Guatemala como comandante del “Ejército de los Pueblos”, gracias al pacto de Palencia firmado con el gobierno a finales de enero de 1849. No obstante, la dinámica política en la cual Cruz obtuvo el apoyo de algunos pueblos en Oriente de los Altos necesita mayor investigación. Paralelamente al apoyo recibido por Vicente por parte de pueblos cercanos a Zacapa, Jalapa y Chiquimula, Serapio manejaba una alianza con la elite de Quetzaltenango, como estrategia de lucha de dos regiones históricas en contra la elite de la Ciudad de Guatemala. Y, al mismo tiempo, le permitía negociarr con pueblos indígenas, como Patzicía, cuya municipalidad le había jurado su apoyo gracias a que éste pago las cuotas de aguardiente de ese año con el fin de evitar que algún extraño obtuviera ese monopolio, afectando directamente los intereses de Larraondo y Samayoa. Ese papel de los caudillos como negociadores de los conflictos locales y el de la comunidad como universo de conflicto han sido un punto recalcado en investigaciones recientes del siglo XIX, pero en el oriente hace falta indagar aún más cómo se produjo.

4 Las últimas acciones tomadas en vida por Serapio Cruz fueron los levantamientos que tuvieron lugar contra el gobierno de Vicente Cerna, heredero del régimen de Carrera. El primero de ellos, en febrero de 1867 y el segundo en los primeros meses de 1869 y que finalizaría con su muerte en enero de 1870, a manos de un antiguo rival y compañero de armas Antonino Solares . En la campaña militar final, fue de suma importancia su asociación con Justo Rufino Barrios, para entonces ya un destacado partidario liberal, en acciones conjuntas como la quema de la cabecera de Huehuetenango. Su muerte en Palencia significaría la convergencia de sectores liberales de la Ciudad de Guatemala con sus contrapartes en los Altos, de la cual surgiría la base de apoyo de Miguel García Granados y Justo Rufino Barrios en su campaña triunfante de abril a junio de 1871.