Ficha n° 2051

Creada: 25 octubre 2008
Editada: 25 octubre 2008
Modificada: 25 octubre 2008

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Autor de la ficha:

Christophe BELAUBRE

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ISSN 1954-3891

GARCÍA GOYENA, Rafael

Vida y hechos mas notables sobre la vida del primer fabulista que hubo en Centroamerica.
Cargo o principal ocupación:
Abogado y fabulista
Casó:
Plácida de León
Nació:
en 1766 en Guayaquil
Murió:
el 9 de noviembre de 1823 en Guatemala
Padres:

1Don José García y Goyena, secretario de gobierno de la ciudad de Guayaquil, comerciante, y de Baltazara Gastelú

Resumen:

1En 1897 Ramón A. Salazar lo consideró como “el poeta mas conocido y popular” de su tierra. A pesar de este juicio y que dos intelectuales guatemaltecos – José Milla y Vidaurre y Antonio Batres Jáuregui – resaltaron a finales del siglo XIX su memoria en dos ensayos, los datos sobre su vida siguen siendo escuetos.

2Su padrino de bautismo en Quito fue el capitán del ejército don Miguel de Oviedo; y el nombre de su madre fue tenido secreto y revelado solamente al provisor de aquella diócesis, por ser una mujer “soltera de todas circunstancias”. Así que Rafael García Goyena, como él mismo lo dice, tuvo la desgracia de nacer fuera de legítimo matrimonio y sólo fue bautizado nueve meses después de su nacimiento. La historiadora Ann Twinam nos dice que fue puesto al cuidado de una comadrona hasta la edad de siete años. El padre, radicado en Guatemala por sus actividades comerciales, lo mandó traer. Es posible que el joven haya llegado poco antes de los terribles terremotos que destruyeron la capital del Reino de Guatemala. El crédito social de su padre era bastante elevado: en 1787 era fiador, junto con Pedro Aycinena y Larraín, del comerciante español Diego del Barco, quien obtuvo un préstamo de 1000 pesos de la Cofradía de San Martín Xilotepeque. Fue también cajero del pudiente comerciante Juan Fermín de Aycinena lo que le aseguró, sin lugar a dudas, un cierto espacio de sociabilidad y facilidades financieras a la hora de lanzar sus propias actividades. En 1795 ejercía el cargo de síndico del Ayuntamiento. No está de más señalar que su padre, José García Goyena, fue síndico del convento de Belén, lo que demuestra una cierta conciencia social, porque este convento era menospreciado por la élite criolla de la capital, a pesar de su actuación a favor de los más pobres. Entre sus bienes, José García dejó 1000 pesos a los frailes de dicho convento. Tuvo otro hijo, Sebastián, quien ingresó en la orden de Santo Domingo y vivía todavía en 1823. Según algunas referencias imprecisas, pudo haber tenido un caudal de 60000 pesos cuando falleció hacia 1801; Rafael fue plenamente reconocido y recibió la tercera parte de los bienes, de allí la real carta de legitimación que obtuvo para poder obtener empleos y oficios públicos.

3De la vida de Rafael García Goyena, entre 1773 y el fallecimiento de su padre, se tienen muy pocos datos, exceptuando el ruidoso asunto de su relación amorosa con Plácida de León rechazada por su padre que le valió un encarcelamiento en el severo monasterio del Colegio de Cristo. Su obstinación convenció a su padre de que la única opción era sacar a su hijo de la Capitanía General de Guatemala y enviarlo a Cuba recomendándolo a su amigo Miguel de Arnaiz, entonces contador en la isla. Su exilio lo llevó hasta la costa caribeña donde el comandante de Omoa lo encarceló por llevar consigo documentos de viaje incorrectos. Estuvo preso de enero a julio de 1787 a la edad de 21 años, experiencia que seguramente afiló su sensibilidad y lo inclinó a buscar un refugio en la literatura. Volvió a la capital del Reino, de lo cual da cuenta la obtención de su licenciatura en Derecho en 1791 y su borla de doctor en Derecho Civil en 1804.

4Según John Tate Lanning, el claustro escogió a Rafael en 1811, junto al doctor Bernardo Dighero, para evaluar los candidatos a una cátedra de economía política en la Universidad San Carlos. Este detalle demuestra que el abogado García Goyena estaba entonces en vía de reconocimiento social, hecho que se confirma poco tiempo después. El historiador David Vela dice que actuó como letrado, asesor del alcalde de Guatemala en la cuestión de competencia suscitada por el proceso de los conjurados de Belén, en 1814. Defendió la jurisdicción civil y se opuso a Bustamente, quien defendía las pretensiones de la autoridad militar.

5Una de sus obras más conocidas es “Los animales congregados en Cortes”. Su obra poética tiene carácter didáctico y satírico, y está contenida en el volumen “Fábulas y poesías varias” (Guatemala, 1825). Se ha estudiado mucho su estilo, reconocido como sencillo y agudo. No cabe duda de que se trata del más relevante poeta influenciado por el Siglo de las Luces en Guatemala – y uno de los más importantes en América Latina- que ensalzó el uso de la razón en las treinta fábulas que dejó. Según apunta Chinchilla Aguilar, nuestro autor contribuyó, más que ningún otro literato de su época, a “ridiculizar el sistema colonial y a orientar la vida política de la República”; pero Ramón A. Salazar matiza este juicio al decir que “tampoco estaba convencido de que el régimen de la República y de la libertad fuesen remedio heroico para los males que aquejaban a la Colonia”. Sin embargo solo la consulta de nuevas fuentes permitirá conocer sus convicciones políticas. En todo caso, la fábula del “Pavo Real, el guarda y el loro” ataca duramente la casa Pavón (“El petulante animal con aire de señorío”) la cual estaba entonces gestionando un título de nobleza sin mayores éxitos. Un ataque de este tipo no podía ser completamente gratuito.

6Al morir Rafael García Goyena fundó una capellanía con un capital de 5000 pesos cuyos intereses se repartieron en abril de 1834 entre el padre Mariano Yudice y los hijos, es decir Sebastián, Francisca, Margarita, María Josefa, Calixto y los menores. Sus fábulas se publicaron en la ciudad de Guatemala apenas dos años después de su fallecimiento lo que demuestra que su obra era bien conocida y respetada por sus contemporáneos.

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