Ficha n° 2378
Creada: 05 abril 2010Editada: 06 abril 2010
Modificada: 06 abril 2010
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Autor de la ficha:
Rodolfo HERNANDEZ MENDEZPublicado en:
ISSN 1954-3891MARTÍNEZ TÉLLEZ, Juan
- Cargo o principal ocupación:
- Escribano Público y del Cabildo de la ciudad de Santiago de Guatemala.
- Casó:
-
1Doña Ana Dubois (de Ubois) y Salazar, el 21 de diciembre de 1632.
- Nació:
- La villa de Colmenar Viejo, Madrid, España.
- Murió:
- Se ignora.
- Padres:
-
1Martínez de Madrid y Catalina Téllez, vecinos de Colmenar Viejo, Madrid, España.
- Resumen:
-
1No cabe la menor duda que las estrategias personales que dictaban las ambiciones sociales, profesionales y económicas de los miembros de la elite local de la ciudad de Santiago de Guatemala, condicionaron su comportamiento social.
Tal fue el caso del capitán, escribano público y vecino de la ciudad de Guatemala, Juan Martínez Téllez, un español originario de la villa de Colmenar Viejo, provincia de Madrid, España. No sabemos cuándo llegó a Guatemala, pero ya el 04 de julio de 1631, otorgó escritura de fianza a favor de Francisco de Santos, escribano real, a quien el presidente de la Audiencia nombró justicia mayor del partido de Acasaguastlán, mientras se nombraba un nuevo corregidor que sustituyera al maestre de campo don Sebastián Ocón y Trillo. Dos meses y medio más tarde, el 26 de septiembre de 1631, se convirtió en compadre de este corregidor cuando llevó a la pila bautismal a su hijo Luis en la parroquia de El Sagrario.
El 15 de noviembre de 1631, otorgó otra escritura de fianza a favor de don Francisco de Balcárcel, vecino de la ciudad de Granada, Nicaragua, quien fue nombrado corregidor del partido de Monimbó, Nicaragua, durante un año.
El reconocimiento social de su poder económico se manifiesta en el otorgamiento de tales fianzas, las cuales debían ser aprobadas por los oficiales reales de la caja de Guatemala, para que los funcionarios públicos nombrados pudieran tomar posesión de sus respectivos cargos.2Sus posibilidades financieras tuvieron su origen en el comercio, lo que se demuestra con el poder que dio, el 21 de enero de 1632, a Antonio del Castillo y a Andrés de Irure, vecinos de la ciudad de Sevilla, para que pudieran cobrar a Pedro de Herrera y Moncada, mercader y vecino de Sevilla, el valor de 38 zurrones y 8 cajones de añil que Martínez Téllez le envió en 1629, y que no los había pagado. En este documento ostenta el título de Escribano Público del Número y Mayor de Cabildo, Diputación y Alcabalas. Posteriormente otorgó otro poder, el 4 de agosto de 1633, al capitán Francisco del Castillo, vecino de la ciudad de la Nueva Veracruz, y a Matías del Castillo, depositario general de la misma ciudad, para que cobraran y recibieran las mercaderías que llegaran a esa ciudad consignadas a su nombre, de cualquier persona que las enviara o las transportara.
El 01 de julio de 1632, en Santiago de Guatemala, otorgó poder a su madre Catalina Téllez, a su tío el maestro Francisco Téllez y a sus hermanos el Lic. Bernardo y Mateo Martínez de Madrid —este último era mayordomo de la excelentísima señora Duquesa del Infantado, en el real y condado de Manzanares, Alguacil Mayor de la villa de Colmenar Viejo— todos vecinos de esa villa. El poder otorgado fue para solicitar al rey y al Consejo de las Indias licencia para suspender por tres años el ejercicio de su oficio, porque necesitaba ir a España para atender asuntos personales de importancia.3Las relaciones sentimentales posiblemente empezaron a florecer cuando el 20 de octubre de 1632, doña Ana de Ubois (Dubois) y Salazar, viuda del escribano de cámara don Cristóbal de Escobar, como heredera de su esposo, le otorgó poder para que la representara en todos sus asuntos. Relaciones que culminaron con la fusión de sus vidas y haciendas, pues contrajeron matrimonio en la parroquia de El Sagrario, el 21 de diciembre de 1632.
4Este fue el tercer matrimonio de doña Ana, puesto que fue casada con Francisco de Mesa, alférez o Alguacil Mayor de la ciudad. Cuando enviudó de éste casó con don Cristóbal de Escobar, escribano de Cámara de la Audiencia, el 13 de enero de 1622 y volvió a quedar viuda el 4 de septiembre de 1632. Apadrinaron este matrimonio el capitán Pedro Santiago de la Maza, regidor, y su mujer doña María de Salazar, y fueron testigos Marcos de Estupiñan, quien en 1619 fue alcalde ordinario de la ciudad, y don García Garavito y Mendoza.
5Junto con su mujer, doña Ana de Dubois, fueron padrinos de los niños siguientes, bautizados en la parroquia de El Sagrario:
— José, hijo de don Sebastián de Ocón y Trillo y doña María de Segura y Gálvez. 06 de abril de 1633.
— Margarita, hija de don Juan de Estrada y Medinilla y doña Inés de Mazariegos y Guzmán. 29 de enero de 1634.
— Josefa, hija de don Pedro de Zabaleta, natural de Vizcaya, y de doña Josefa Nieto de Guzmán. 03 de mayo de 1635.
— Juana, hija de Marcos de Sotomayor y de Magdalena de León. 09 de julio de 1637.
— María, hija del Lic. Melchor González de Monteagudo y de doña Antonia de Molina y Astorga. 08 de septiembre de 1637.6Fruto del matrimonio de don Juan Martínez Téllez y doña Ana Dubois y Salazar fue Juana, quien nació el 24 de junio de 1635 y fue bautizada el 05 de julio de ese año. Los padrinos de la niña fueron don Nuño de Aguilar y de la Cueva, natural de Écija y alcalde mayor de Zapotitlán, y doña Marcela de Morales, mujer de Pedro Núñez de Barahona, dueño de las estancias de Sanarate y Sansaria, en Acasaguastlán.
7Las interacciones sociales de elite se manifestaron plenamente en los compadrazgos, y tuvieron su punto culminante en el bautismo de su hija y en la participación de Martínez Téllez como testigo de la boda de Francisco de Santos, escribano receptor de la Real Audiencia de Guatemala, y doña Beatriz de Rivas y Orellana, hija legítima del capitán Martín Lorenzo y de doña Leonor de Enciso. Otro testigo fue el escribano Gaspar de Armas. Los padrinos fueron: el oidor Luis de las Infantas y doña Juana de Salazar, esposa del presidente de la Audiencia Álvaro Quiñones y Osorio.
8Esta sociabilidad del Escribano Público y de Cabildo, Martínez Téllez, tuvo sus frutos cuando fue nombrado Procurador General del Reino por el Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala, en 1639, y que por cierto fue el último concedido. Partió a España en ese año y volvió en 1642. Después de su retorno, lo encontramos ejerciendo el cargo de Alcalde mayor de San Salvador y San Miguel, en febrero de 1644; y en enero de 1653 era familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Ejerció funciones de Escribano Público de 1631 a 1637.
9No podía faltar su incursión en el mercado financiero de la ciudad de Guatemala. El 15 de febrero de 1644, fray Pedro de Antezana procurador general de la Orden de Predicadores otorgó redención de un censo de 1,000 pesos de principal que don Cristóbal de Escobar, escribano de Cámara de la Audiencia, difunto, había impuesto por escritura de 20 de febrero de 1625 sobre su oficio o cargo. Cuando Escobar falleció dejó por heredera a su mujer, doña Ana Dubois y Salazar, mujer Martínez Téllez. Éste pidió la nulidad de la escritura de censo por haberse cargado sobre un bien intangible y no sobre una propiedad inmueble, pero la Audiencia declaró válida la dicha escritura. Para esta fecha, 1644, doña Ana Dubois y Salazar ya había fallecido y heredó sus bienes a su única hija, doña Juana Téllez de Salazar. Y para evitarle pleitos a su hija menor, el capitán Martínez Téllez pagó el principal de dicho censo, con lo cual dio lugar al otorgamiento de la redención que hizo fray Pedro de Antezana.
10Además, Martínez Téllez y su mujer vendieron unas casas a don Francisco de Avalos y Osorio, por la suma de 2,000 tostones. Esta venta se hizo por escritura de censo del 18 de noviembre de 1638. El 18 de enero de 1653, otorgó otra escritura de censo a favor del convento de la Concepción por 5,425 tostones que se impusieron sobre las casas principales de su vivienda, situadas en el barrio de la Concepción de la ciudad de Guatemala.
11No puede pasar desapercibido el hecho de que Martínez Téllez, cuando realizó su viaje a España como Procurador General del Reino de Guatemala, en 1639, dejó a su hija doña Juana Téllez de Salazar, a cargo del regidor de la ciudad de Guatemala, Miguel Matheo; sin embargo, Matheo falleció y la dicha doña Juana de Téllez pasó al cuidado del capitán Pedro de Najara. Estos indicios nos llevan a especular dos cosas. Primero, que ya había fallecido doña Ana de Dubois, madre de doña Juana que rondaba por los 4 años de edad; segundo, que su madrina, doña Marcela de Morales ya había muerto o estaba imposibilitada, por su edad o enfermedad, para cuidar de su ahijada.
12Martínez Téllez como mercader y escribano público del número y Mayor de Cabildo, Diputación y Acabalas, tuvo prestigio social reconocido. Su enlace matrimonial con doña Ana de Dubois, que fue mujer de un miembro prominente del cabildo de la ciudad de Guatemala y Procurador General del Reino, y de un Escribano de Cámara de la Audiencia de Guatemala, le permitió escalar uno o varios peldaños en el ascenso social dentro del grupo de los privilegiados de la ciudad de Guatemala. Esta movilidad social ascendente culminó con el prestigio que obtuvo por los resultados de su magnífica labor de gestión ante la Corona, en el ejercicio de las funciones de Procurador General.
13Como enviado especial del Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala ante la Corte, Martínez Téllez logró que el rey emitiera varias cédulas que corregían algunos procedimientos impuestos por la Audiencia que afectaban la efectiva labor del cabildo de Guatemala:
14i) Eliminar los cargos de escribano y alguaciles de los pueblos de indios, y se aclaró que la intención de las cédulas donde se mandó vender estos oficios fue para que se hiciera en las cabeceras de partidos, y no en pueblos ni causas de indios.
ii) Los alcaldes de la Hermandad de Santiago de Guatemala pudieran salir de ella cuando quisieran y conviniera, sin pedir licencia al presidente de la Audiencia ni a otra persona. Y mandó al presidente actual, Álvaro Quiñones y Osorio y a sus sucesores, que no fueran contra lo referido en manera alguna.
iii) Se mandó a la Audiencia que debía guardar y cumplir, y hacer que se cumpliera y guardara, precisa e inviolablemente la ejecutoria que permitía que todos los capitulares de la ciudad podían tratar y contratar en mercaderías, conduciéndolas de cualquier parte que les conviniera y tenerlas en sus almacenes para venderlas en ellos.
iv) Se ordenó que se cumpliera cabalmente lo establecido por la Audiencia, en la explotación de los recursos de los ejidos de la ciudad de Santiago de Guatemala, pues había algunas personas poderosas que cercaban algunos campos y hacían potreros.
v) El cabildo de la ciudad de Guatemala, privativamente pudiera dar y diera licencia para que hubiera tabernas; tal y como solía darlas sin que se entrometiera el presidente de la Audiencia real de Guatemala ni los oidores de ella, aunque fuera como alcaldes del crimen, pues las tabernas correspondían al abasto de la ciudad. Además se mandó a la Audiencia de Guatemala que no se entrometiera en este asunto.
vi) Se mantuviera la costumbre de repartir las aguas y conducirlas privativamente y se revocara el juez particular que se nombraba para ello, por el presidente de la Audiencia, y se quitara tal juez, porque era contra la costumbre su existencia.
vii) El juez general de Bienes de difuntos de la Audiencia de Guatemala quitó la primera instancia que a uno de los alcaldes ordinarios, regidor y escribano de cabildo tocaba (por las ordenanzas de 1552) y se dio nuevas órdenes y forma contra lo que en ellas estaba dispuesto. El rey mandó que la ciudad conservara la jurisdicción dada por las dichas ordenanzas y que lo dispuesto por el juez general no se ejecutara.
viii) El conocimiento de causas de indios se guardara a los alcaldes de la hermandad y la costumbre que sobre ello hubiera habido, de acuerdo con las cédulas reales y ordenanzas reales que estaban dadas.15A pesar de las respuestas positivas a los requerimientos presentados por Martínez Téllez, la Corona no atendió su solicitud de modificar el impuesto a las encomiendas para la Armada de Barlovento.
16Lo conseguido por Martínez Téllez a favor del Cabildo, como era de esperarse, contribuyó sustancialmente a las constantes controversias que existieron durante todo el período colonial entre la Audiencia y el Ayuntamiento de Guatemala.
Cabe destacar que una de las primeras diligencias, que realizó Martínez Téllez ante la Corona, fue muy personal. Exigió que, en atención a su cargo de escribano público del cabildo de la ciudad de Guatemala, gozara de los privilegios que se detallaron cuando se le remató el cargo: usar y ejercer el cargo por teniente y llevar consigo dos negros esclavos, armados con espadas. Sin embargo, esto no lo disfrutaba por impedimento de la Audiencia, con lo que recibía perjuicio, pues al momento del remate pagó 2,812 maravedís de plata doble para gozar de tales privilegios. El rey mandó al presidente y oidores de la Audiencia de Guatemala que cumplieran con lo establecido, y que Martínez Téllez pudiera servir su oficio por teniente y pudiera llevar dos esclavos con espadas. Esto acrecentó su prestigio social.17Hay un aspecto negativo que destacar de nuestro personaje. El 11 de marzo de 1645, en la ciudad de Guatemala, estando enfermo, otorgó su testamento don Miguel de Avalos y Osorio, natural de dicha ciudad, hijo legítimo de don Luis Dávalos y Osorio, difunto, y doña Catalina de Salazar y Ubois. Don Miguel era encomendero de una parte del pueblo de Mita, que el marqués de Lorenzana le hizo merced, hacía más de 8 años, junto con su prima hermana doña Juana de Salazar y Téllez, hija legítima de Juan Martínez Téllez y doña Ana Dubois, difunta. Dijo don Miguel que no había recibido ni un solo real de los tributos de dicha encomienda, puesto que el capitán Martínez Téllez había cobrado todo. Por lo tanto, en una de las cláusulas de su testamento dispuso que de los tributos de esta encomienda que le correspondían, se pagaran sus deudas.
18Por último, Martínez Téllez fue nombrado albacea por don Luis Aceituno de Guzmán, hijo legítimo de Bartolomé Aceituno de Guzmán y doña María de Galdámez, difuntos, y vecinos de Ciudad Real de Chiapa. Este nombramiento se hizo por medio del testamento de don Luis Aceituno, que otorgó estando enfermo, en la ciudad de Santiago de Guatemala, el 03 de marzo de 1655. Estaba casado con doña Catalina Andrea del Castillo, quien fue su heredera, pues no tuvieron hijos. Junto con Martínez Téllez fueron nombrados por albaceas la esposa de don Luis Aceituno, doña Catalina, y un licenciado.
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