Ficha n° 2668
Creada: 21 junio 2011Editada: 06 julio 2011
Modificada: 21 junio 2011
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Autor de la ficha:
Rodolfo HERNANDEZ MENDEZPublicado en:
ISSN 1954-3891OBANDO Francisco de, el joven
- Palabras claves :
- Testamento, Historia social, Siglo XVII, Elites
- Cargo o principal ocupación:
- Encomendero y terrateniente
- Nació:
- El 31 de mayo de 1618 en Santiago de Guatemala
- Murió:
- El 10 de agosto de 1657 en Santiago de Guatemala
- Padres:
-
1Francisco de Obando y Catalina de Zárate y Navarro
- Resumen:
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1El recurso de nombrar legalmente a personas determinadas que representaran al interesado en elaborar la disposición de sus bienes después de su fallecimiento, y la forma de realizar el sepelio así como el lugar de enterramiento, fue común y corriente durante la época colonial. El caso que ahora analizamos nos presenta panorámicamente este procedimiento.
2Francisco de Obando fue bautizado en la parroquia de El Sagrario el 31 de mayo de 1618. Sus padres fueron don Francisco de Obando y doña Catalina de Zárate y Navarro. Sus padrinos fueron el capitán Lope Fernández de Guerra y doña Francisca de Castilla. Tuvo una hermana, doña Juana, que era dos años mayor que él, que casó con el regidor perpetuo Pedro Zapata de Cárdenas.
El 10 de agosto de 1657, cuando don Francisco de Obando se encontraba muy enfermo otorgó un poder a su cuñado (“hermano”) Zapata de Cárdenas, para que éste pudiera redactar su testamento conforme a las disposiciones e indicaciones que aquel le señaló en otro documento (“memoria”) de la misma fecha. Zapata no solamente actuaría como simple redactor y otorgante del testamento sino que también sería el albacea y tenedor de los bienes de don Francisco. Cabe destacar que nombró heredera a su hermana Juana, mujer de Zapata, del remanente de todos sus bienes. Don Francisco murió ese mismo día, y Zapata otorgó el testamento el 7 de septiembre del mismo año.3Don Francisco fue un personaje acomodado, muy rico; contaba con dinero en efectivo e invertido en sus propiedades rurales. En la estancia de Jumay tenía 3,000 pesos y en su casa de la ciudad de Guatemala, 750 pesos. Además, en dicha estancia tenía 1,500 reses vacunas. Su casa, en Santiago de Guatemala, estaba situada en la parte de atrás del palacio real, en donde vivió el Br. Pedro de Armengol, clérigo presbítero.
4Después que murió, la Audiencia de Guatemala determinó por vacantes la encomiendas que poseyó en segunda vida, de los pueblos de Litelpaneca, Palacagüina, Mozonte y Zuateca, de la jurisdicción de Nueva Segovia, Nicaragua, y las parcialidades Sanpasolo, Jocopilas y Santiago Momostenango de la provincia de Suchitepéquez.
5Don Francisco había dado poder a Francisco Díez Nieto y Pedro de Almendares para que cobraran los tributos de su encomienda de Nueva Segovia. En marzo de 1645, revocó este poder y lo transfirió a Juan Beltrán, vecino de dicho lugar.
Fue heredero de los bienes de su padre, entre los que se encontraba una estancia de ganado vacuno y yeguas localizada en el valle de Jamayli, Nueva Segovia, Nicaragua; que tenía una extensión de 10 caballerías y 2,000 cabezas de ganado vacuno y gran cantidad de yeguas; además de un obraje de añil, que era parte de dicha estancia y los esclavos que vivían en ella. También fueron parte de la herencia paterna, la casa donde don Francisco vivía en la ciudad de Guatemala y dos sitios de estancia situados en el valle de Jumay, uno llamado Miravalles y el otro Las Encinillas, con una extensión de 20 caballerías.
Una de las tendencias del ser humano es la inconformidad con las posesiones actuales, siempre se pretende y busca el acrecentamiento de la riqueza. Esto se manifestó en don Francisco, pues en julio de 1654, compró a don Antonio de Gálvez, vecino y encomendero de Santiago, tres sitios de estancia situados en el valle de Jumay. El vendedor los había adquirido por compra a su hermano Fernando de Gálvez. El precio de venta fue de 1,800 pesos, que incluyó 100 yeguas y 50 reses vacunas, grandes y pequeñas. De estos tres sitios, dos tenían la extensión de 12 caballerías cada uno, situados entre el río de la Plata, una barranca seca y el río de los Esclavos. El otro sitio había sido de Pedro Gaitán y lindaba con los sitios mencionados, con un sitio de la estancia “Las Encinillas”, de don Francisco, y con la sierra de Pinula.6Las muchas riquezas materiales acumuladas no son el equipaje en el viaje hacia la tumba, sin embargo, se utilizan por los deudos para dar la despedida a los difuntos que dejan este mundo. Así ocurrió con don Francisco, quien el 11 de agosto fue sepultado en la iglesia del convento de Nuestra Señora de las Mercedes, de la ciudad de Santiago de Guatemala, y cuyo sepelio se hizo de acuerdo con el criterio de Zapata. Se ofició una misa de réquiem cantada con cuerpo presente, con diácono y subdiácono; y los nueve días siguientes se rezó una misa diaria. Fue voluntad del difunto que se oficiaran otras 800 misas rezadas.
Además, aquellas riquezas acumuladas que dejaban el difuntos se utilizaban, de una u otra forma, para darle empuje a la casi perenne depresión de las actividades económicas de la sociedad colonial. Por medio de ciertos legados se incrementaba el empleo y el comercio con la adquisición de posibilidad de compra de los beneficiados.7En este contexto, don Francisco colaboró con el aumento, aunque fuera mínimo, de las actividades económicas de la ciudad de Santiago de Guatemala. Dejó asignados 300 pesos para la construcción de la iglesia del convento de la Merced; 100 pesos a cada una de las dos hijas de Juan de Valdés, vecino de Petapa, como ayuda para su casamiento; 200 pesos a Pedro de Solórzano, muchacho mulato, que quedarían en poder de Zapata hasta que el beneficiado tuviera edad suficiente para recibir y utilizar de buena manera el dinero.
El difunto Francisco nunca se casó, pero tuvo 7 hijos naturales, 4 mujeres y 3 hombres, a quienes dejó 500 pesos a cada uno, y Zapata estaba en la potestad de darles más, según su parecer.8En el ámbito de sus actividades económicas no pudo terminar de cumplir con las obligaciones adquiridas con sus acreedores, de tal manera que cuando murió debía 116 pesos a José Agustin de Estrada; 24 pesos a los bienes del difunto Juan Pérez de Madrid; 10 pesos a los hijos de don Antón de Estrada, vecino de los Esclavos; al cura don Luis de Estrada, 30 pesos. A don Antonio de Gálvez, 600 pesos por la venta que éste le hizo de tres sitios situados en el valle de Jumay, más 100 yeguas, todo en 1,800 pesos y le había pagado casi 1,200 pesos.
9Colaboró también con los religiosos cuando dispuso que se fundara una capellanía de 3,000 pesos de principal, y se inviertieran en un censo, con cuyos intereses se oficiarían misas rezadas por las almas del difunto y de su hermana, doña Juana de Obando, sus padres y otros parientes. Estas misas debían oficiarse en la capilla y altar de la virgen del Socorro, de la catedral de Santiago de Guatemala. El primer patrón y capellán de esta capellanía lo sería don Bernardino de Obando, presbítero, sobrino de don Francisco; si éste no podía asistir a esta capellanía, los patrones serían doña Juana y su marido, quienes nombraría a la persona que sería el capellán.
10Como gesto de buena voluntad concedió la libertad a su esclavo Luis de Ávila, y Zapata de Cárdenas, como podatario y albacea mostró buena disposición para concederle la libertad legalmente. Puso en disyuntiva a una negra esclava: le dio la potestad de elegir la libertad de ella o de una de sus hijas. También le dio posibilidades de libertad a un mulato esclavo suyo, llamado Andrés de Zárate, por medio del pago de la mitad del precio que tuviera en el mercado de esclavos. Sin condiciones concedió la libertad a un mulato esclavo, a quien don Francisco había criado. A otra negra esclava le concedió 100 pesos para que los utilizara como ella quisiera. También mandó que se le diera a una de sus hijas naturales, llamada Cecilia, un mulato esclavo llamado Lorenzo Carranza.
11Como ya se mencionó, la herencia que recibió de sus padres fueron diversos bienes raíces, muebles y semovientes, localizados en la ciudad de Guatemala, en Nueva Segovia y otros lugares. Todos estos bienes los heredó a su hermana, con la finalidad de que si ella falleciera sin tener hijos debía dejar fundada una capellanía de 5,000 pesos de principal, a su disposición y voluntad, de cuya renta se oficiaran misas en sufragio de las almas de sus padres y parientes cercanos.
Sus deudores fueron varios. Lorenzo Guillén le debía dos años de los ingresos que percibía de sus encomiendas de Nueva Segovia, cuyo monto se podía conocer por medio de los padrones. Y por el cobro de esta renta debía pagársele a Guillén, 80 pesos anuales. Debía incluirse las legumbres que también cobraba. Por aparte, este Guillén le debía 277 pesos, de ajuste de cuentas. Fernando Godínez le debía 300 pesos, por la venta de ganado que le hizo según un documento suscrito para el efecto. También Francisco de Alfaro le debía 100 pesos; asimismo Alonso Zapata 200 pesos. Otros 100 pesos le debía fray Gaspar de Peralta.12Fue enfático en reconocer que muchos de sus bienes fueron adquiridos por esfuerzo propio, que se añadieron a los que había heredado de sus padres. De los primeros se pagarían todos los gastos de su funeral y las transacciones administrativas en las dependencias del gobierno.
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