Ficha n° 3958
Creada: 17 mayo 2015Editada: 17 mayo 2015
Modificada: 17 mayo 2015
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Autor de la ficha:
Christophe BELAUBREPublicado en:
ISSN 1954-3891El anti-Hidalgo, carta tercera
- Palabras claves :
- Carta, Hidalgo, Folleto, Diario de México
- Autor:
- Ramón Casaus y Torres
- Fecha:
- 1810-1811
- Texto íntegral:
-
1
Monsieur Septembrizador1·: pues que en el mes de Setiembre has decretado y emprendido la execucion del sistema Jacobino, que en dicho mes hace diez y seis años llenó de terror y sangre la Francia2, y preparó el camino juntamente al imperio del crimen y de la muerte, baxo el qual hoy gime desesperada; tente tú también para tu gloria el mismo nombre de Septembrizador, que se dió entónces á los bárbaros asesinos, que se propusieron, segar y vendimiar en aquel mes las vidas y los bienes de todos los buenos ciudadanos. Bastante has septembrizado ya con el auxilio de una multitud de hombres extraviados, y con el consejo y combinaciones de Allende y Aldama3, malvados profundos que quieren por este medio establecer la mas monstruosa tiranía, dándonos en tí un Marat, que pida como aquel trescientas mil cabezas, (fol. 13) para que Robespierre domine despues, y otro Napoleon venga á tragarse los residuos y despojos de ambos. Esta es la trinca que vosotros jugais, y este el objeto de vuestro septembrizamiento americano.2Mas, como eres tú por ahora el primer móvil de esta máquina infernal, y has de ser la primera víctima, aun á manos de tus asociados, si pudieses escapar la venganza en las leyes, interesábamos saber, ¿que furias agitan tu alma, que motivos determinaron tu corrompido corazon, á correr un riesgo tan evidente de tu perdición temporal y eterna? Pues aunque tal vez no creas hoy que hay otra vida, temes mucho que se finalice la presente antes de sacar el fruto de tus designios osados.
3En el correo anterior iba con la antorcha que esclarece los siglos, á acabar de escudriñar los oblicuos senos de tu corazón maligno y tenebroso. El grito de la justicia santa que te citaba como á herege, el clamor del pueblo cristiano que te maldecía como á impío, la amargura de mi alma que lloraba, tus furores y abominaciones, me hicieron suspender el exâmen que ahora voy á proseguir.
4La envidia y el odio fraternal hizo cometer el primer homicidio en la tierra. El primer Cain público del nuevo mundo, marcado con la señal del primero de los réprobos, para que todos puedan asestar tiros contra su vida maléfica, ha sido arrastrado de igual envidia y furor para teñirse y empaparse en la sangre de sus hermanos. Esta, como la de Abel, clama venganza extraordinaria y pronta al cielo, si posible fuera que la tierra tardase en vindicarlos. Como Esau desechado por Dios, persigues, afliges y quieres matar á tus hermanos, porque ves, que á ellos, como á Jacob, ha querido (fol. 14) el Altísimo trasladar la primogenitura, que gratuitamente dispensa á quien y como le place, y tu además, por un plato de lentejas, por tus glotonerías y embriagueces, sensualidades y disoluciones, por tus juegos, festines, danzas y orgias nocturnas habias perdido tu haber y el que la Religion te daba para sustento de los miserables feligreses. Disipación antigua y muy arraigada en tí. Hable México, á donde dos veces fuiste para graduarte de Doctor en la Universidad, que apellidas Quadrilla de ignorantes ; y dos veces perdistes en el juego de albures el dinero que llevabas para los costos del grado4; y como siempre has puesto la mesa á la fortuna, segun la frase de Isaías Profeta, ha sido fortuna de nuestro cuerpo no haberse afrentado con miembro tan pestilente y podrido, porque el caballo gachupin, como decias, desbarataba tus sotas y tus reyes, preferidos siempre en el azar del juego por dos instintos de torpeza y ambicion, creyendo tu dicha cifrada en las sotas, y tu fortuna y esperanza en el manto real y en la corona, que á pesar de ser tan basto, soñabas conseguir con espadas y copas, muertes y embriagueces, para arrebatar en tal juego todo el oro.
5Tu primera campaña, que á no ser sangrienta, fuera quixotesca en todo, tambien en todo se parece á la del reprobado Esau, quando con quatrocientos hombres le salió al encuentro Jacob, para sorprenhenderlo, matarlo y robarle sus bienes y esposas. Tal era el número de tus comilitones5, y tal el fin del asalto primero en tu feligresía, para edificar sin duda á tus ovejas, viendote de repente lobo carnicero que destrozaba su propio aprisco.
6¿Olvidaste ya, porqué á Josef no lo podian ver sus hermanos, quan favorecidos fueron de él, á pesar (fol, 15) de tantos agravios? Pues yo sé que tu colocación y estima, el pan que has comido, y los bienes que has disipado viviendo lascivamente, todo lo has debido á la generosidad, proteccion y excesiva indulgencia de esos mismos, contra quienes no ·respiras sino odio, envidia y venganza. Era preciso que la mas negra ingratitud fuese el negro sello de todos tus demas vicios y atrocidades.
7¿Abrirás al fin los ojos para estremecerte, mirando dentro de tí las furias infernales, las pasiones, exâltadas en sumo grado, que te arrastran á tu condenación, por entre, ruinas y sangre de tus hermanos inocentes? Oyeras ¡quieralo el santo cielo! la voz del mismo cielo, que en sus libros divinos ha pintado tus extravios y las maldades de tu corazon. Oxalá leyeras el daño que á la Religion y al Estado causaron antes tus prototipos, para volverte atras horrorizado, al verlos cubiertos de la maldición de Dios, y de la execracion de todos 1os siglos. Voy á ponerte un espejo delante para que veas en ellos tu horrorosa imágen, y la figura que haces en la Iglesia y en tu Patria, en la casa de Dios, y en la morada de los hombres buenos.
8La secta impía, que parece sigues negando á Jesucristo, se forma en el seno de la Iglesia después de los tres primeros siglos de su fundacion, se derrama como torrente por las mas remotas provincias, quasi inunda al universo atónito y espantado de verse arrastrar por unos errores inauditos, que van dexando por todas partes sangrientos vestigios de su impiedad y rabia. Fue una ligera chispa, que no se apagó luego en Alexandría, y al punto se convirtió en voraz incendio. Mas ¿qual fué el origen de este incendio? La historia eclesiástica nos dice haberse encendido al soplo de una envidia personal de Arrio contra su Obispo (fol. 16).
9La mas brillante porcion del cristianismo en Asia queda oprimida y subyugada: los templos se cierran, los sacerdotes lloran, las almas se pierden, la unidad de la Iglesia católica desparece. ¿Qual es la causa. Señor Phocio de Dolores? La historia dice, que todo fué terrible efecto de la envidia del partido y faccion de Phocio contra su Patriarca y fieles compañeros.
10Vuelve la vista ácia esos mares cubiertos de despojos, y famosos por tantos naufragios de los soberbios y envidiosos como tú. Allí verás al herege Bardesan, eloqüente, pero arrogante: mas acá, á Taciano herege sagaz, pero presumido: ácia otra parte á Teodoto herege agudo y politico, pero loco con su saber. Delante tienes á Montano con sus profetisas, con· sus impuras Jezabeles, todos de una imaginación fogosa, pero desatinada: facundos todos, pero comidos de envidia y reventando de doctos. Ahí se divisa el somosaténo medianamente erudito6, pero altanero y despreciador de todos, que desvanecido con las alabanzas, de quatro idiotas, se creyó maestro de todas las gentes, y. vino á parar en ser cabeza de bandidos y doctor de obscenidades.
11Ya descubro á Tebutes ; miralo bien Sr. Bachiller Costilla, miralo atentamente que, se ha hecho heresiarca, y empezó á publicar su doctrina perversa: ¿por qué’? por no haberlo hecho Obispo de Jerusalem. Ahi te viene al encuentro y te abraza Valentino, que por no haber conseguido un obispado se precipitó en la heregía. Teodoto el curtidor, queriendo subir mas lo pierde todo: Simon Mago y tantos mas en todos los tiempos, parece que te ido dando la, mano para que por los mismos motivos que ellos, rabies, destroces, blasfemes, apostátes, aborrezcas y persigas á Dios, á su Cristo, á sus ungidos, á sus redimidos y á su herencia predilecta. (fol. 17)
12Oye, oye los desesperados alaridos de Sapricio, presbítero como tú, que por aborrecer como tú, á un antiguo amigo y no querer perdonarlo; guando va al martirio pierde la corona, y blasfema al Redentor quando iba ya á espirar; y la corona inmortal pasa á su enemigo.
13Fixa hoy por último la vista en aquel Natal, que en el segundo siglo de la Iglesia, habiendo confesado á Cristo en los tormentos, cayó miserablemente y apostató, vencido de la avaricia y de la ambición de ser Obispo de los teodosianos.
14No permita el Señor que ya hayas cauterizado tu conciencia, y que tu llaga sea insanable; que siguiendo en tu carrera á tan malvados apóstatas, sufras igual naufragio sin· remedio, y que hagas naufragar á los fieles y felices ovejas de este reyno que nunca oyeron tales escándalos, ni vieron semejantes monstruos.
15Para que así sea; ademas del castigo de los hombres, no falten Angeles que te azoten bien, como lo que azotaron al referido Natal, obligándolo á pasar al templo en forma de penitente, y postrarse á los pies del santo Obispo Zeferino, quien lo recibió con el rigor correspondiente á su apostasía y maldades.
16Y si no te acomodan azotes de arriba, escucha otra historia, que para tu confusión y castigo ha dictado el Espíritu Santo, siendo tú otro Heliodoro en la guerra que sostienen contra ti los ilustres y valientes macabeos de la Nueva España, conducidos por el caudillo religioso y prudente, que merece ser comparado con el gefe que guiaba á aquellos defensores de la Religion, de la Patria y pueblo escogido, para evitar su ruina.
17En ella verás, como dos santos Angeles hieren (fol. 18) con repetidos azotes, y descargan muchos golpes sobre el procaz y sacrílego Heliodoro, quando iba á robar el templo y sus alhajas, y el depósito de caudales que allí había, llenando de duelo la ciudad, y de pena y llanto al Sumo Pontífice Onias, cuyas razones no quiso escuchar, y por cuya compasion y ruegos fervorosos volvió después á la vida, estando reducido á los últimos alientos por el visible castigo de Dios omnipotente. Imitador de aquel sacrílego y avaro perseguidor del templo y de sus ministros, del pueblo y de sus posesiones y tesoros, sufras igual pena saludable, y quede asi vindicada a la justicia de Dios, la santidad de su culto, y la gloria y lealtad de nuestro pueblo americano. ¿Qué mayor bien te puedo desear en estas circunstancias, obligado de la caridad que tú no conoces, – y que á todos nos obliga á pedir y buscar tu salvacion por todos los medios posibles, para que ceses en tus dañadas intenciones, y el órden y tranquilidad general se restablezcan, sea reparado el escándalo y satisfecha la vindicta pública? Entretanto, Señor septembrizador, continuaré yo enviándote mis azotes de correccion fraterna, para que te confundas, mirando tu interior aquí diseñado; y la maldad de tus ‘proyectos en lo que diré mas adelante.
18Notas de pie de páginas
191 Este apodo (en francés “septembriseur” utlizado como “massacreur” esta dado por Alejandro Dumas en una de sus novelas a uno de los amigos de Robespierre François Hanriot (1759-1794), “el septembrizador”, comandante general de la guardia nacional pero Casaus y Torres habla en este caso de los miembros del “Comité de Salut Public” los cuales el 2 y 3 de septiembre de 1792 cometieron varios masacres en las cárceles de Paris (alrededor de 1300 muertos). Véase Sophie Wahnich, La Longue Patience du peuple. 1792, naissance de la République, (Payot, 2008).
202 Es una alusión al periodo de la Revolución francesa conocido como la “Terreur” cuando, tras la caída de la monarquía el 10 de agosto de 1792, los “Montagnards” toman el poder, comenten a principios de septiembre de este año de 1792 varios masacres y organizan un tribunal revolucionario (marzo de 1793) que estará vigente hasta la caída de Robespierre a finales de julio de 1794. Véase Albert Soboul, Les sans-culottes parisiens en l’an II, mouvement populaire et gouvernement révolutionnaire, 2 juin 1793 – 9Thermidor an II, (Paris, 1958).
213 Casaus y Torres sabía que en 1809 Ignacio Allende (1759-1811) fue descubierto en una de las campañas clandestinas a favor de la independencia celebrada en Valladolid (hoy Morelia) y fue invitado a participar en la conspiración organizada por José Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez en la ciudad de Querétaro, donde conoció al padre Miguel Hidalgo y al capitán Juan Aldama (1774-1811).
224 El autor utiliza un episodio bastante mal documentado de la vida de Hidalgo (1753-1811) para desacreditarlo. Según los biógrafos, Hidalgo había estudiado en Valladolid y recibió la orden de presbítero en 1789. Saco los estudios para el doctorado en teología pero no se presentó en la Universidad de México a recibir el título sin que sea posible decir que era por limitaciones financieras o por otra razón aunque Casaus y Torres quien estuvo en relación directa con Hidalgo en julio de 1800 pudo tener ciertas informaciones sobre el gusto de Hidalgo por el juego de albures (juego de naipes muy popular en el siglo XVIII que permitía ganar y perder mucho dinero. Fue catedrático del Colegio de San Nicolás durante veinte años pero es motivo de controversia entre los historiadores la fecha en que Miguel Hidalgo ingresó al Colegio de San Nicolás. Véase José Herrera Peña, Hidalgo a la luz de sus escritos: estudio preliminar, cuerpo documental y …, (México: Jesús Arroyo Cruz, 2003), pág. 24 y Miguel Guzmán Peredo, Miguel Hidalgo y la ruta de la Independencia, (México: Bertelsmann de México, División Círculo de Lectores, 1985) pág. 38. Voir aussi Felipe I. Echenique March y Alberto Cué García, Miguel Hidalgo y Costilla. Documentos de su vida: 1750-1813, investigación, recopilación, transcripción, edición y notas de…, fotografía de documentos y captura de textos de León Felipe Echenique Romero, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2009, 4 volúmenes. (Obra completa).
235 Es una referencia interesante a la primera expedición militar de Hidalgo. Casaus y Torres evoca 400 hombres sin embargo sabemos que 8100 hombres se habían congregados en Dolores y marcharon el mismo día 16 de septiembre hacia San Miguel. En Atotonilco Hidalgo tomó la imagen de la virgen de Guadalupe que iba servir de insignia para su ejército.
246 Casaus y Torres admite que Hidalgo tiene cierta erudición y se sabe que en el juicio inquisitorial de 1811 aparece la causa abierta contra el revolucionario en julio de 1800 porque leía entonces la “Historia de Fleury” y sacaba conclusiones políticas críticas hacia el gobierno de la Iglesia.
- Fuentes :
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Transcripción hecha en base al folleto de 109 páginas conservado en la Biblioteca Nacional y publicado en 1810. Existe otra versión más completa de las cartas de Casaus y Torres conservado en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México (159 páginas).