Pierre Rouhaud y Alphonse Dumartray : Tempranos visionarios franceses de un canal interocéanico en América Central
- Autor(es):
- Ronald Soto-Quiros
- Lugar de Publicación:
- Inedito
- Fecha:
- Agosto de 2007
- Texto íntegral:
1Muchos estudios se han realizado sobre la historia del canal de Panama1 y algunos sobre el posible canal por Nicaragua2. Sin duda, para muchos la idea de una comunicación en la región ístmica del continente americano que permitiera el paso entre el océano Pacífico y el Atlántico provocó sentimientos que llevaron de la pasión a la obsesión. La impresionante cantidad de libros y artículos que fueron publicados en diferentes países en el siglo XIX por comerciantes, diplomáticos, intelectuales y viajeros es prueba de ese marcado interés. Realizar solamente un balance bibliográfico exhaustivo sería sin duda una tarea de titanes. No obstante, poco se ha escrito sobre las primeras intenciones francesas de promoción de un canal en América Central en el siglo XIX. El objetivo de nuestro artículo es presentar un balance preliminar sobre las obras de Pierre Rouhaud y Alphonse Dumartray que se ocuparon particularmente de este asunto. Nuestro interés es contextualizarla y poder conocer algo sobre la imagen francesa de la región centroamericana en sus primeros años de vida independiente. Por otro lado, la intención es sacar del olvido estos documentos que no son mencionados en los diferentes estudios sobre los franceses en Centroamérica.
Obras pioneras de promoción de América Central
2En 1832 y en el año treinta y cinco del Journal général de la litérature de France o « indicador bibliográfico y razonado de los libros nuevos de todo género que aparacen en France, clasificados por orden de materia » y bajo la rúbrica “Geografía. Topografía” se cataloga la obra “Coup d’oeil sur la république de l’Amérique centrale, et particulièrement sur les états de Nicaragua et Costa-Rica. Par MM. Dumartray et Roubaud, in-4. Avec carte. Chez Goujon3.”
3De igual manera, el inventario de Joseph Marie Quérand llamado La France Littéraire o “diccionario bibliográfico de sabios, historiadores et gentes de letras, así como de literarios extranjeros que han escrito en francés, más particularmente durante los siglo XVIII y XX” apunta en 1846 entre sus documentos: “ROUHAUD (Pierre). Coup d’oeil sur la république de l’Amérique centrale (1832) [4]. Dos años más tarde, La Littérature française contemporaine nos señala :
4« DUMARTRAY [Alfonse].- Avec. M. Rouhaud: Coup d’oeil sur la république de l’Amérique centrale, particulièrement sur les États de Nicaragua et Costa-Rica, accompagné d’une carte de ces deux États. Paris, Andriveau-Goujon, 1832, in-4 de 16 pag. avec une carte.
Cet ouvrage a été traduit en espagnol sous le titre: Opusculo sobre la República Centro-America, y particuliarmente sobre los estados Nicaragua y Costa-Rica, con un mapa de ambos estados (Paris, imp. d’Auffray, 1834, in-8 de 16 pag5.).”5
Mapa de los Estados de Nicaragua y Costa Rica que forman parte de la República de América Central. Levantado en 1828 y 1829. Por MM. Rouhaud & Dumartray. 1832. Grabado sobre piedra litográfica par H. Jouy. Impr. Lithog. De C. Motte à Paris11.Francia y los primeros franceses en la República Federal
6Como señala Arturo Taracena, antiguos militares franceses de las guerras napoléonicas y de las luchas de independencia en Sudamérica vinieron a ofrecer sus servicios en el istmo y luego, jugaron un papel relevante en la política centroamericana y en las guerras federales. Es el caso de Nicolas Raoul e Isidore Saget, Henri Terralonge y los oficiales Aluard, Courbal, Duplessis, Gibourdel y Goudot12. En un documento oficial de 1830, se dice que Raoul, “antiguo jefe de Batallón de la artillería a pie de la guardia, quien ha adquirido una gran celebridad en el país13”.
7En estos años las relaciones diplomáticas entre Francia e Hispanoamérica apenas empiezan a regularizarse. Los franceses no reconocen la independencia de las diferentes nuevas repúblicas hispanoamericanas hasta 1830-3114. A fines de 1830, el gobierno francés envía al capitán de fragata Duhaut-Cilly como portador de una oferta para un tratado bilateral con la República federal quien comunica también el reconocimiento oficial de las autoridades francesas la Independencia centroamericana15. No fue sino hasta el 30 de octubre de 1830 que el diputado Doroteo Vasconcelos propone al Congreso federal de Centroamérica, el 30 de octubre de 1830, el nombramiento del representante diplomático ante el gobierno de Francia. Se nombra para este cargo a José Cecilio del Valle, pero éste no acepta y se designa al hondureño Próspero Herrera, quien se encuentra en Londres en igual cargo. Luego se agrega a dicha legación al coronel francés Isidoro Saget16.
8Vinchon de Quémont apunta que un importante número de ciudadanos franceses necesitan protección y solicita un puesto de agente consular en America17. Desde 1830, la labor de informar sobre la región centroamericana le corresponde a A. O. Cochelet, cónsul general de Francia en México. El diplomático francés se lamenta de no existir un apropiado representante en Guatemala, mientras que los holandeses negocian un canal en Nicaragua. Los holandeses reciben una concesión pero encuentran dificultades para obtener capital y Quémont y Cochelet se interesan en el capital posible para retomar el proyecto y no dejarlo en manos de los británicos. Cochelet también a finales de 1831 argumenta por una política para facilitar la actividad francesa en Centro América pero meses más tarde parece considerar que el desorden interno en la región reducen el potencial como mercado y hacen de la construcción de un canal un desafío poco prometedor. No es sino hasta julio de 1832 que Bernard-Bienvenu de Clairambault es nombrado primer vicecónsul para Centroamérica con residencia en ciudad de Guatemala18.
En este contexto se sitúan los negocios de MM. Dumartray y Cía. Los establecimientos agrícolas que administra se encuentran localizados: “uno en el estado de Nicaragua, en las orillas del lago de ese nombre y en la dirección del canal proyectado para la confluencia de los dos océanos; el otro, en el estado de Costa Rica, en las dos riveras del río Sarapiquí, en el punto donde este comienza a ser navegable, y donde llega el camino que conduce a la capital del estado de Costa Rica”[19]. Sin embargo, la casa Dumartray quizás no esté todavía formada en 1830, sea muy poco conocida o tenga poco prestigiosa, pues en un informe de ese año sobre Centroamérica de Cochelet, cónsul general de Francia en México, se puede leer:9“En la República hasta el momento sólo hay tres casas de comercio extranjeras un poco respetables: 1° La de Marshal Bessess de Belice que tiene depósitos en Guatemala, San Salvador, San Miguel y Tegucigalpa..2° La casa de M. Desbarreaux, francés, que realiza casi todo el comercio de Trujillo..3° Por último, la de M. Pierre Schepele de Jamaica, que tiene un depósito de mercancía inglesas en Granada20.”
10Aunque Schoonover apuntan un estimado de 100 residentes en 1827 en Guatemala21, el cónsul Cochelet apunta que el número de extranjeros en toda la República no excede los cincuenta y entre los cuales se cuentan una docena de franceses: en Costa Rica, el señor Longer de Havre, que era médico; el señor Millet de Libourne que lleva un pequeño negocio en Nicaragua; Cary que trabaja en medicina y tiene un poco de comercio y un antiguo oficial de caballería Pierre Gommer de París que es empleado en las minas en Honduras. En El Salvador se cita a un cirujano de marina Gibourdel de L’Orient como médico. En Guatemala Cochelet menciona a Barneaud, Jourdan, Capuron, Courval, Salaberry y Vinchon de Quemont quien había sido antiguo oficial de marina y sub-gobernador del Castillo de Pau y que había hecho malos negocios en la Bolsa de París. También apunta como conocidos a los ya mencionados arriba: Isidoro Saget de l’Orient, ex-miembro de la guardia real que fungía como comandante en Trujillo y, a Raoul22. Como vemos no se menciona ni a Dumartray ni a Rouhaud. Arturo Taracena en su breve estudio también menciona de estos primeros franceses en los estados que conforman la Federación pero tampoco nos habla ni de Dumartray ni Rouhaud; aunque agrega que en Guatemala también se encontraban el médico Jean-Baptiste Fauconnier y el músico François Laumonier y que en junio de 1827, las casas comerciales Franque Paumelle Fils y Co. de Le Havre y J. Line Chauviteau Co. de París inauguran una línea de navegación entre Le Havre y Omoa y cuyo agente en Guatemala era Nicolas Lebre23.
11 Los motivos que llevan a Dumartray a asentarse en esa región son diversos. El primero parece ser “su posición en la dirección del canal proyectado, posición del canal proyectado, posición que, con la apertura de dicho canal, le va a dar un valor colosal24.” Dumartray es consciente de que la región donde se ha instalado y que promociona se conoce poco en el concierto de la naciones, a tal punto de poder considerarla como “una comarca por así decirlo desconocida25”. Al respecto, Vinchon de Quémont en 1830, señalaba en un documento para las autoridades diplomáticas francesas:
12“Este estado ha sido hasta hoy casi desapercibido. No habiendo sido todavía visitado por ningún viajero, no ha podido fijar la atención de los europeos que no tienen ningua relación ni sobre la riqueza de su suelo, ni sobre las ventajas de su posición, ni sobre las costumbres y usos de sus habitantes. Sin embargo, su territorio tan extenso como el de Francia, poblado de 1800.000 habitantes merita ser distinguido incluso entre los estados más importantes de las dos Américas. Posee como los más ricos, minas de oro y de plata, que han sido poco o nada explotadas. Su posición sobre los dos océanos Atlántico y Pacífico es casi única en el Globo. Sólo México y Colombia gozan de estas ventajas, pero lo que es muy particular es que estos dos mares que lo bañan al Este y al Oeste están ya casi unidos por el inmenso y profundo lago de Nicaragua26”.
13Las ideas expresadas por Dumartray y Rouhaud no son nuevas pero sus publicaciones representan los documentos franceses publicados más difundidos sobre el asunto en esos años. El proyecto del canal parecía ser un tema de moda y en boca de muchos franceses. En 1827, un funcionario francés del Consulado General de Francia en Estados Unidos en sus notas dirigidas al Cónsul General de dicha legación y hablando del río San Juan y el lago de Nicaragua nos dice:
bq. “Es por estos medio que tenemos el proyecto de abrir uun canal permitiendo a los navíos de más gran tonelaje de paser de un lado al otro. Ya un contrato ha sido hecho el 17 de junio de 1826 entre el Gobierno de Guatemala y dos individuos de los cuales uno pertenece a los Estados Unidos y el otro es uno de los antiguos edecán de Iturbide el coronel de Beneski. Ellos acaban de dirigirse a Inglaterra con el fin de formar ahí una compañía y de montar los fondos necesarios para esta importante empresa…La Compañía tiene por título: The Central American and United States Atlantic and Pacific Canal Company…Si este canal de comunicación entre los dos mares es ejecutado, el lago de Nicaragua y sus aguas se convertirán en una fuente inagotable de riquezas para el país volviéndolo por así decirlo la Gran Ruta y el Depósito del Mundo Comercial. Bajo este aspecto, la República del Centro tiene la situación más bella y la más feliz y posee ventajas verdaderas sobre todas las Naciones…resulta ser el centro natural de las relaciones que podrían establecerse entre las diversas naciones del antiguo y del nuevo mundo27.”14En mismo sentido, en 1827 un francés que reside en Guatemala, F. L. Voidet de Beaufort, sugiere a las autoridades francesas que los colonos franceses deberían establecerse cerca de la probable ruta del canal de Nicaragua28. También en 1835, tenemos varios documentos del coronel Mercher sobre las ventajas económicas del imperio francés de un canal interocéanico29.
La imagen promocionada: una América Central de riqueza y canales
15Habiendo esbozado un poco el contexto histórico en que Dumartray y Rouhaud escriben pasamos ahora a hacer un balance general de los folletos.
16La mencionada obra Coup d’oeil sur la République de l’Amérique centrale y su versión en castellano30 incluyen casi la misma información. Los textos comienzan por dar un balance histórico que empieza en el año 1524 cuando, según los autores, los “Españoles, después de haber destruido ó dispersado los indígenas de la América central, fundaron un provincia que, con el nombre de reino de Guatemala, subsistió por espacio de doscientos noventa y siete años, bajo la administracion de una real audiencia”[31] hasta llegar a comentar la conformación de una república federal con el título de “Estados Confederados de Centro-América”. República que según los autores sufrió “algunas disenciones intestinas” hasta abril 1829 cuando finalmente “la nación logró restablecer sus instituciones, y con ellas la paz de que goza desde entónces32”. A pesar de esta imagen bastante positiva de la vida política de la región, recordemos que la realidad era otra en el período de la publicación.
17El Congreso Constituyente había proclamado la independencia absoluta en julio de 1823 y en noviembre de 1824 fue promulgada la constitución de la república federal. Aunque se puede decir que entre 1823 y 1826 hubo un período de una frágil paz, hubo guerras federales de 1826 a 1829, de 1831 a 1833 y de 1837 a 1839. El proyecto federativo llegó al fracaso por la falta de integración regional, resentimiento hacia Guatemala, desigual distribución de la población, el localismo, los errores de la Constitución, las ambiciones de líderes y de élites locales, problemas de orden ideológico entre liberales y conservadores y la falta de una base económica de tipo sólido33.
18 En una segunda parte de los documentos se guía al lector en materia de ubicación topográfica de dicha región y se menciona una población de “cerca de dos millones de almas; su clima generalmente sano34” Otro aspecto que se destaca es una muy breve mención de las principales ciudades entre las que se mencionan Guatemala, San Salvador, Comayagua, Granada, León, San José, Cartago y de otras ciudades y villas como Chinandega, Managua, Masaya, Nandaime, Nicaragua, Alajuela y Villavieja. Sin duda, la información es muy vaga y nos recuerda a los documentos esencialmente descriptivos de la geografía de principios del siglo XIX. Los puertos que Dumartray y Rouhaud señalan en sus folletos son en el Atlántico: Matina, Isabal, Omoa, Trujillo y San Juan (considerado como “vasto y segurísimo35”) y, en el Pacífico: Las Mantas, Punta de Arena, la Culebra, San Juan del Sur, Nacascol, Brito, Tamarindo, Realejo, la Unión, La Libertad, Sonsonate, Acajulla e Iztapa36.
Luego, los documentos se encargan de profundizar en los estados de Nicaragua y Costa Rica pues, según sus autores, “despues de haber esplorado (sic) toda la República, nos han parecido los mas dignos de particular atencion; y con efecto su posicion para establecer relaciones con Europa, por los rios San Juan y Sarapiqui, es tan ventajosa, que en llegándose á juntar los dos océanos Atlántico y Pacífico, por medio del canal proyectado entre este último mar y el lago de Nicaragua, no pueden menos de llegar á ser aquellos estados uno de los emporios del comercio del mundo37”.19 Los autores explicitan que convencidos de este potencial de los estados de Costa Rica y Nicaragua han “esplorado y estudiado con el mayor esmero y cuidado, durante nuestra larga estancia en ellos” y que no se han decidido a “publicar este Opúsculo, y la Carta geográfica que le acompaña, hasta que los hemos conocido á fondo; para los cual debemos confesar que el Señor de Herrera, ministro plenipotenciario de la República de Centro-América en Paris, se ha servido ayudarnos con sus luces38.”
20 Dumartray y Rouhaud se avocan luego a hablar del “Canal proyectado para la union de los dos Océanos” y apuntan que de la ciudad de “Nicaragua” a orillas del lago del mismo nombre saldría “un canal que, sin recorrer sino seis leguas de un pais casi enteramente llano, establecerá del modo menos costoso, mas natural y mas corto, la union de ámbos Océanos, y le alimentarán los rios y arroyos, que riegan dicho espacio. La utilidad de este canal la han reconocido y demostrado todos los sabios de Europa, que escrito sobre la materia. Ninguno otro punto de América conviene mejor para la ejecución de esta grande empresa39.” Sin duda, este es uno de los objetivos principales de los documentos: vender la imagen de una región ideal de un paso interoceánico.
21Para poder lograr convecer al público lector de la importancia de esta zona, los autores se encargan de hacer un balance general de las “riquezas territoriales” y apuntan que “lo afable y bondadoso de los habitantes, junto con la suavidad y lo sano del clima, en una infinidad de puntos, permiten al cultivador europeo establecerse en ellos sin riesgo alguno, ni de parte de los hombres ni de las enfermedades, que tan de temer son en otras partes de América40.” De tal forma, se da constancia de los productos factibles de producción: la caña de azúcar, el arbol de café y el añil. Según, el documento la sociedad A. Dumartray y Ca. “a orillas del Sarapiqui, es un ejemplo constante de tan estraordinaria (sic) fertilidad41”. También se mencionan otros productos como las plantas medicinales, cacao, cúrcuma, algodón, tabaco, grana, rfn5182873174c25acafeab01">40.â€