Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica

1Entre los integrantes más dinámicos de la difusión de las Luces en América Central está sin duda Alejandro Ramírez. Ocupó el cargo de secretario de Cámara y Gobierno de Antonio González Mollinedo y Saravia (agosto de 1802-1811). Más tarde actuó también como secretario del Consulado de Comercio (a partir de febrero de 1798) de la Sociedad Económica de Amigos del País y por último de Secretario contador interino de la Junta Superior de Consolidación (mayo de 1805-1809).

2Recibió su primera educación en la provincia de Valladolid y en la de Toledo y Madrid. Llegó a Guatemala con real licencia expedida el 15 de octubre de 1794. Pero antes, cuando apenas tenía 16 años, había sido agregado supernumerario de la contaduría decimal de Alcalá de Henares nombrado por el cardenal Lorenzana en atención a su aptitud y circunstancias.

3El 23 de febrero de 1797, el capitán General Domás y Valle lo hizo entrar en la Real Casa de Moneda. Fungió como director de la Gaceta de Guatemala , que apareció el 3 de febrero de 1797, periódico apoyado por la Sociedad de los Amigos del País. El grupo era encabezado por el oidor Jacobo de Villaurrutia, quien puso a sus hijos en sus manos haciéndolo su preceptor. Ramírez escribió muchos artículos, pero ejerció más que todo el papel de editor criticando los demás papeles, censurando otros que le parecían indignos de publicación. Fue el autor de una Memoria de Ordenanzas que deja sentir su adhesión a las ideas de Adam Smith. Se imprimió en 1799 una Memoria sobre el origen del instituto consular y progreso de este reino (reimpreso en el correo mercantil) y decenas de bandos y reglamento que redactó y que fueron aprobados durante su periodo de secretario en todo tipo de materias públicas.

4Alejandro Ramírez era un letrado que conocía por lo menos el idioma inglés, lo que le permitió asistir a su amigo Juan Bautista Irrisari durante las “expediciones neutrales” – en el año de 1799 – cuando el presidente Domás y Valle permitió comerciar con los norteamericanos. Otros testigos mencionan sus conocimientos en francés y se sabe que entendía el portugués y el italiano. Trajo de su viaje entre otros productos dos especies de caña de azúcar que resultaron muy útiles en el Reino según el comerciante don Francisco Sosa. Otro informe dice que regresó a Guatemala en 1801: “con 18 canastillos de plantas vivas, simientes de otras desconocidas en el reino; y entre ellas digno de particular mención la canela pimienta de Ceylan, clavo, alcanfor, árbol del pan, las dos especies de caña de azúcar llamadas de Otaheiti y de Borbon, yerva de guinea y otras muchas que fue distribuyendo en su transito de Trujillo(…)”. Pero este viaje le atrajo problemas puesto que la orden que autorizaba la expedición fue rápidamente revocada por la Corona. John Browning dice que en el cargamento traído por Irisarri se descubrieron unos ejemplares de un folleto en español, publicado en Filadelfia. Según el oidor de la Real Audiencia, Cerdán, este impreso era “seductor, irreverente, subversivo y de pésimo ejemplo”. Alejandro Ramírez fue entonces cuestionado directamente, lo que explica las numerosas cartas de apoyo que se hicieron después por parte de las familias de poder de la capital. Bernabé Fernández Hernández explica que para entender el contexto de los ataques contra Ramírez hay que tomar en cuenta la presencia de un partido “jacobino”: de 10 a 12 europeos mercaderes o tenderos que habían hecho dinero en el Reino.

5Su relación íntima con la lectura es confirmada por muchos testigos: don Juan José de Echevarría dice que: “en el tiempo que le ha conocido, y andubo con el jamás le ha visto comprar otra cosa que libros”. En 1807 el ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala por medio del alcalde de segundo voto don José Antonio Batres aseguró ser “el expresado Ramírez de un carácter pacífico, amable y dedicado siempre al estudio, sin parcialidades, ni conexiones de una vida arreglada y estudiosa”.

6Despuès de una estancia en Barcelona donde se casó en diciembre de 1816 con la hija del licenciado Jacobo de Villaurrutia y López Osorio salió para Cuba para ocupar el cargo de Jefe de Hacienda que obtuvo por gestiones de Arango y Perreno. Allí volvió a demostrar su dinamismo intelectual al fundar la Academia de Dibujo y que después se llamó de San Alejandro en su honor. Fue director de la Sociedad Patriótica de Amigos del País de La Habana. Fundó también un jardín botánico.

7En 1820 se desató una ola de acusaciones contra funcionarios de parte de la prensa Pinerista – liderada por Tomás Gutiérrez de Pinedes – y que se conocía con el nombre de Peñalverista.