Identidad « coyote » y poblaciones del noroeste guatemalteco
- Autor(es):
- Carine Chavarochette
- Texto íntegral:
Introducción
1Los conflictos armados de los años ochenta, las crisis económicas de los años noventa, el crecimiento de los controles en la frontera México-Estados Unidos y el Plan Puebla-Panamá, tuvieron por efecto el incremento de los flujos migratorios centroamericanos y sudamericanos en la frontera Guatemala-México.
Se tejieron redes sociales e institucionales tanto en el país de origen – Guatemala – como en el de destino – Estados Unidos – y las razones que motivaban la migración pasaron de ser meramente económicas a ser de carácter social y cultural.
El mecanismo primario fue la salida de una persona que buscaba refugiarse fuera de Guatemala en los años ochenta, y que luego se acostumbró a salir de su pueblo, sin tener miedo a lo desconocido, para luego ir a encontrar trabajo a Estados Unidos. Esta migración inicial dió inicio a un proceso de constitución de redes familiares y sociales y de apoyo a la migración internacional, hoy en día bastante consolidada, cuyos principales lugares de destino son las ciudades de Los Ángeles, Houston y Chicago.
En un primer tiempo, el costo del viaje a Estados Unidos podía explicar la poca representación de los indígenas en los flujos migratorios. Sin embargo, desde hace 10 años los chujes o jacaltecos comenzaron a participar de esta experiencia migratoria. Las redes sociales existentes permiten explicar este cambio, las fiadoras y las garantías familiares palían la falta de dinero del candidato migrante.
Ya no es necesario poseer el dinero para pagar el viaje, las garantías propuestas por la red permiten al migrante reembolsar progresivamente el costo gracias al sueldo ganado en Estados Unidos o en Canadá.2La economía rural guatemalteca se ha visto afectada durante las últimas décadas del siglo XX a transformaciones capitales, debidas en su mayor parte al crecimiento demográfico, a la fragmentación y escasez de tierras y a la migración urbana y transnacional. Al mismo tiempo, la extrema pobreza y la carencia de servicios de base se incrementan masivamente. Más de la mitad de la población nacional guatemalteca (56,7%) y en gran parte la población indígena rural (73,8%, confrontados al 40,6% de la población no-indígena) viven bajo el limite de la pobreza. Respecto a casi todos los indicatores socioeconómicos – ingresos y consumo de los hogares, educación y escolaridad, salud y nutrición infantil, acceso al agua potable y condición de las viviendas, etc.–, la población indígena guatemalteca figura entre las más pobres de América latina y del mundo.
De hecho, desde 1950 la población guatemalteca presenta una tasa de crecimiento muy alta. Las consecuencias sociales y ecológicas de esta aumentación demográfica provocaron cambios fundamentales en el uso de la tierra dentro de las comunidades campesinas e indígenas (ocasionando la reducción del barbucho y la no rotación del cultivo), una fragmentación intensificada de las tierras, el despojo total para algunos y migraciones internas.
El crecimiento de la población afectó también las tierras municipales y comunales, ya que más gente buscaba tierras para satisfacer sus necesidades y que se hacia sentir una presión creciente sobre estas tierras para responder a nuevas e imperiosas necesidades de pasto y leña.
Al mismo tiempo que el crecimiento demográfico, la fragmentación y la disminución de las tierras, constatamos una deterioración general de las condiciones de vida de la mayoría de los campesinos mayas, obligados a buscar otros medios para asegurar la subsistencia y la supervivencia de sus familias. Muchos de ellos migraron internamente como trabajadores temporales en las fincas de la Costa pacífica a partir de los años cincuenta. En lo que se refiere a las poblaciones del noroeste guatemalteco, estas emigraron a Chiapas y a Soconusco.
Sin embargo, todos los fronterizos del noroeste guatemalteco no estaban acostumbrados viajar regularmente a México, ya sea para encontrar un trabajo temporal o para hacer compras. Hasta 1982, algunos iban esporádicamente a los pueblos vecinos mexicanos, como los habitantes del municipio de Santa Ana Huista. El refugio en México al principio de los años ochenta – debido a las masacres y a los enfrentamientos en esta zona entre el ejercito y el EGP – y las nuevas relaciones establecidas con los mexicanos modificaron su relación con este país. Ya sea por las visitas a los amigos a Chiapas o la busqueda de trabajo, es evidente que los fronterizos guatemaltecos cruzan más el límite internacional desde los años noventa. Las idas y vueltas entre los dos países siempre existieron, pero algunos pueblos estaban poco habituados a viajar al país vecino. La mayoría de las veces factores económicos impidieron el desplazamiento de las poblaciones fronterizas.
El objetivo del presente artículo es dar cuenta de la historicidad del fenómeno migratorio en el noroeste guatemalteco, del flujo de migrantes centroamericanos desde los años noventa e interogarse finalmente sobre los cambios económicos, culturales e identitarios de las poblaciones guatemaltecas producto del aumento de los flujos migratorios.Presentación del fenómeno migratorio en Guatemala
3El conflicto armado guatemalteco desorganizó totalmente la región del municipio de Nenton. Tanto el refugio forzado en Chiapas como los diez o quince años pasados en México favorecieron la migración a Estados Unidos. Algunos habitantes de Nentón se fueron a Florida, a Chicago y también a Canadá en los años ochenta. Nunca regresaron. Otras personas que vivían en este pueblo o en las aldeas vecinas decidieron irse de su país en la segunda mitad de los años noventa. Algunos refugiados instalados nuevamente desde hace un año o dos en Guatemala, se fueron otra vez, no a México, sino a Estados Unidos. No sabemos por ejemplo si los chujes del municipio de Nentón reconstruyeron en América del norte las redes sociales tradicionales y si esta migración les permitió reconstruir al exterior su sociedad, ya destructurada en Guatemala.
Los conflictos que oponían las guerillas y las fuerzas armadas condujeron al desplazamiento tanto dentro como fuera del país de numerosas personas, mayoritamente campesinas. Desde los años 1978-1980, precisan los habitantes de Nenton, algunos hombres del municipio comenzaron a ir a trabajar a Estados Unidos. Las marchas con destino al norte aumentaron – al menos para la cabecera de Nentón – hacia 1998. Los habitantes de las ciudades como Huehuetenango, pero también de las cabeceras, como Nenton, priviligiaron los empleos en las fábricas californianas, mientras que las poblaciones de las aldeas, mayoritamente indígenas, priviligiaron las plantaciones. Estas migraron en un primer tiempo a Florida y luego a Tennesse, antes de experimentar nuevos caminos y llegar hasta Chicago o al estado canadiense de Ontario.
Por tradición, la mayoría de las veces las mujeres se quedan en el pueblo, mientras que sus padres y maridos trabajaban en las fincas de café. Desde fines de los años noventa, algunas jóvenes parten solas para encontrar un empleo en Chiapas o se van a Estados Unidos para reunirse con un marido o un hermano. Las poblaciones mestizas de Carmen Chiaqual, Gracias a Dios o los chujes de La Trinidad y El Quetzal estaban por cierto acostumbradas a viajar regularmente a México antes de la guerra civil. Pero el refugio en este país, sumado a la situación económica en Guatemala, reforzaron su mobilidad transfronteriza. Finalmente, las personas que vivían en los pueblos poco predispuestos a desplazarse fuera de su región, conocen también actualmente, el fenómeno migratorio.Cruzar la frontera: particularidad del permiso de 72 horas
4Los habitantes del municipio de Nentón parten regularmente a trabajar en las pequeñas explotaciones y en las fincas de café. Todos los fronterizos son conscientes de que es necesario poseer autorizaciones para poder trabajar en Chiapas. Sin embargo, no forman un grupo homogéneo. Los que van a cortar y cosechar el café desde hace años cruzan la frontera, ya sea con el permiso de 72 horas (autorización acordada únicamente a los fronterizos de la zona Comitán-Huehuetenango, que les permite quedarse 72 horas en el país vecino sin deber presentar pasaporte o visa, lo cual es de rigor para una estancia en todos los otros estados mexicanos para los guatemaltecos), ó en los camiones de los contratantes. Otros conocen a mexicanos que pueden darles papeles falsos (tarjeta del PRI, tarjeta de sindicato campesino, certificado de nacimiento mexicano, etc.). Finalmente, existen los que no están acostumbrados a quedarse mucho tiempo en Chiapas y que prefieren ir a dar a pueblos cercanos del límite internacional, pasando por los senderos para evitar los controles migratorios. En todos los casos, el permiso de 72 horas constituye el medio más eficaz y seguro para atravesar la frontera, toda vez que las autoridades migratorias de Carmen Xhan en México o de Gracias a Dios en Guatemala no verifican sistemáticamente la identidad de las personas, ni la fecha de los tramites. La verdadera frontera se ubica en la panamericana, entre la salida del pueblo La Trinitaria (México) y la entrada de la ciudad Comitán. Al borde de la carretera, las autoridades migratorias mexicanas instalaron desde hace algunos años lo que llaman: El sellamiento de la frontera. Esta apelación fija la frontera efectiva y evoca el límite internacional, establecido por las autoridades mexicanas.
La zona fronteriza La Trinitaria-Nentón es percibida como una región a parte. El estado mexicano reconoce así, la particularidad de esta región fronteriza, dando a sus habitantes la posibilidad de moverse como quieran. La realidad del límite internacional aparece a más de 40 kilometros de la frontera decidida por los dos estados, a fines del siglo XIX. No solamente los controles migratorios son más importantes en Comitán, sino que también se intensifican en el istmo de Tehuantepec, en el estado federal de Oaxaca.
Sin embargo, la recrudescencia estos últimos años de los clandestinos sud y centroamericanos acentuó el control migratorio mexicano y guatemalteco. Además, el conflicto zapatista y la guerra de baja intensidad dirigida por las fuerzas armadas mexicanas contribuyeron al aumento de los cordones de policía en Chiapas. Las autoridades migratorias se suman a los militares y a la policía judicial. Así, esta zona enclavada, hasta ahora lejana de las preocupacciones nacionales, se volvió rápidamente un punto de interés internacional.5Algunas familias del municipio de Nentón ahorraron durante varios años para que alguno de sus familiares pudiera viajar. A cambio, esperaban el envio rápido de remesas; si el migrante beneficia de un empleo estable puede ayudar a sus otros familiares a partir. Los primeros que emigraron fueron los mestizos de Nentón ya que tenian más ahorros, más dinero. Pero los indígenas los siguieron a fines de los años noventa.
6Los espacios migratorios de los habitantes del municipio de Nentón parecen poco organizados. De hecho, las redes de solidarirad no estan forzosamente estructuradas. Sin embargo, esto varía según las comunidades. Chacula, compuesta de retornados que tuvieron que organizarse colectivamente en México durante su refugio para poder regresar a Guatemala (compra de terrenos, construcción de viviendas) es una de las aldeas del municipio donde los hombres dominan el espacio externo. Acostumbrados desde el exilio en Chiapas a desplazarse y compartir experiencias, no dudaron en ir a Estados Unidos cuando su subsistencia se encontraba en peligro. Al contrario, los habitantes San Francisco Chacaj, destructurados socialmente, migran poco por el momento.
Para los refugiados guatemaltecos, esta experiencia individual y colectiva en México suprimió por una parte las redes existentes (familia y comunidades explotadas), pero por otra parte creó nuevas solidaridades sociales (los retornados reagrupados como en el caso de Chacula). Estas nuevas redes nacidas con la experiencia del refugio pueden en cierta medida favorecer las migraciones guatemaltecas tanto a México como a Estados Unidos. Estas personas establecidas en Chiapas mantienen contacto con sus padres y amigos que han vuelto a Guatemala y pueden constituir un relevo, una parada para el migrante guatemalteco. Por otro lado, no son los que se desplazaban regularmente entre Chiapas y Guatemala los que hoy en día migran más a Estados Unidos.
Además, la región de Huehuetenango, y particularmente el municipio de Nenton, fueron hasta los años ochenta zonas de latifundios. La desestructuración de los lazos sociales y redes tradicionales, fruto de las práticas esclavistas, fue más importante en esta zona que en los municipios vecinos de San Mateo Ixtatan o Jacaltenango, que poséen menos latifundios que Nenton. Una de las consecuencias de esta ruptura fue la actual aparición de migrantes individuales, personas que viajan a Estados Unidos gracias a sus propios recursos, sin contar con la ayuda comunitaria (a diferencia de las poblaciones de otras regiones indígenas de los Cuchumatanes, como los ixiles). Las migraciones económicas colectivas son menos frecuentes en el municipio de Nenton. De esta manera, la presencia de los latinfundios puede frenar el proceso migratorio, ya que suprime las relaciones sociales necesarias à todo desplazamiento de personas.7Durante mucho tiempo, la falta de recursos financieros y la ausencia de red en Estados Unidos limitaron la migración de los mayas. Pero al parecer, la migración de los mayas guatemaltecos se inició antes, durante los años más negros de la guerra civil. A la migración política le siguió una migración económica. Durante nuestro trabajo de campo en 1995, todos los pueblos conocían el fenómeno migratorio,pero eran pocos los que trabajaban en el territorio estadounidense. Frecuentemente, las familias entrevistadas afirmaban que sus parientes exiliados habían hecho su vida allá. Estos hombres, en su mayoría, tenían trabajo y estaban casados, con una centroamericana por ejemplo. Las poblaciones chujes ou jacaltecas migran cada vez más a Estados Unidos. El problema de la escasez de tierras persiste para las nuevas generaciones, por lo que es oportuno pensar que éstas también se enfrentarán un dia a la necesidad de irse de su pais.
Además, los migrantes envían regularmente remesas a sus parientes, ayudándolos a construir una casa o comprar bienes materiales. Este fenómeno modifica fuertemente las relaciones económicas de las poblaciones del noroeste guatemalteco.8En algunas aldeas del municipio, especialmente chujes, 60 % a 80 % de los hombres partieron a trabajar a Estados Unidos en 2000. La migración constituye el único recurso para paliar los problemas económicos. Los campesinos no pueden sobrevivir con su milpa y por lo tanto deciden cada vez más partir a hacer fortuna a Estados Unidos. Muchos se van juntos e intentan mantenerse agrupados. A menudo son acompañados de un coyote que conoce el camino, conocido durante el exilio en México o después. Lo más importante de subrayar, es el funcionamiento de la red comunitaria. Los migrantes se van juntos por obtener un empleo más remunerador. Se organizan, viajan juntos, se ayudan, ya que generalemente van a la misma ciudad estadounidense e intentan alojarse en el mismo lugar. Sabemos que los mames se reagruparon dede hace algunos años en un barrio de Los Angeles, y viven así de manera comunitaria. Pero para los chujes, los jacaltecos o los kanjobales no podemos afirmar lo mismo.
Las crisis económicas de los años noventa y la afluencia de los migrantes centroamericanos
9Desde fines de los años setenta, la región mexicana del Soconusco contaba con una presencia centroamericana importante, especialmente de salvadoreños. Los conflictos armados entre el ejército y la guerilla anunciaban un nuevo fenómeno migratorio. Chiapas no era solamente una tierra para trabajadores guatemaltecos sino que también para nuevos migrantes que esperaban partir a Estados Unidos.
Los años ochenta fueron testigo del desplazamiento de personas que huían de los combates en su país, ya que las guerras civiles fueron importantes, desde El Salvador hasta Nicaragua.
La década de los noventa se abre a un nuevo tipo de migración: la migración económica. A partir de 1995, la emigración de las poblaciones del municipio de Nentón en dirección de Estados Unidos creció. Luego del huracán “Mitch” en Nicaragua, en 1998, la región de Nentón debió acoger un gran número de clandestinos con destino a Estados Unidos. Llegaban por grupos, conducidos por un pasador o buscando un coyote[1]. Es frecuente ver grupos centroamericanos, de 20 personas o más, recorrer los pequeños senderos fronterizos. Algunos llegan a Nentón simplemente por bus, desde Huehuetenango o Camoja Grande. Otros, rechazados por la aduana de Ciudad Cuauhtémoc, prefieren tratar de pasar por Gracias a Dios o atravesar por la zona no habitada de Chacaj. Algunos grupos son acompañados por un coyote centroamericano, otros buscan en el municipio de Nentón un coyote local capaz de ayudarles a cruzar la frontera mexicana o de conducirles hasta la frontera estadounidense.Las redes
10Los migrantes hoy en día tienen un capital, sin el cual no podrían viajar. Los centroamericanos que llegaron a Nentón después del huracán Mitch vendieron todos sus bienes para poder pagar los gastos inhérentes al viaje a Estados Unidos. Las nuevas migraciones del siglo XXI no no afectan a las poblaciones más pobres, para quienes la mobilidad transnacional es imposible debido a la falta de recursos. Los más desprovistos de dinero no pueden ir a trabajar a Estados Unidos si no cuentan con una red social importante o si uno de sus parientes no puede garantizar el pago del coyote. Sólo la solvencia de la red permite obtener un crédito. Todos los migrantes no pagan al contado su viaje.
Todos los centroamericanos encontrados en la región de Nentón en 2001 gastaban por lo menos entre 2 000 y 10 000 dólares para llegar al territorio estadounidense. Todos poseían este dinero. Si eran estafados o robados, buscaban un trabajo en un pueblo fronterizo.11El pueblo ladino de Nentón no es el único lugar de tránsito de los clandestinos en el municipio. Las aldeas chujes, como muchas otras, reciben desde hace algunos años a migrantes centro y sudamericanos (especialmente bolivianos, ecuatorianos y peruanos). La aldea Chacula, con acuerdo guvernemental, ha establecido la “Casa de la mujer migrante” a la salida de la comunidad. Este lugar permite a las mujeres que viajan solas descansar, alimentarse, protegerse de los delicuentes y en algunos casos encontrar un apoyo para poder regresar a su país (en el caso de que no hubieran podido llegar a México2).
Dentro del pueblo fronterizo de Gracias a Dios, muchas personas expulsadas o despojadas de sus ahorros (por coyotes pocos escrupulosos o bandidos) trabajan algunos meses en las diferentes cantinas y hoteles para poder acumular la suma necesaria para el viaje.
También aumentó la prostitución. Entre 2000 y 2001, algunas mujeres centroamericanas se prostituyeron en Gracias a Dios. Nentón o las diferentes aldeas chujes no parecían afectadas por este fenómeno, solamente se remarcaba la prostitución llamada tradicional, es decir de mujeres originarias del lugar. El trabajo de campo dio cuenta de la existencia de una prostitución salvadoreña y hondureña en las zonas autorizadas, fuera de los centros urbanos. Estas mujeres se encontraban en Comitán o San Cristobal de Las Casas.Nuevas prácticas y nuevas identidades del municipio de Nentón
12La llegada de los migrantes centroamericanos y sudamericanos cambió el modo de vivir de los habitantes del municipio de Nenton. Las consecuencias económicas del nuevo fenómeno no constituyen el único factor que explica las transformaciones de la identidad local. De hecho, la presencia de emigrantes sacó a la región de Nentón de su enclave tradicional. El aumento de clandestinos y sus necesidades primarias (alimentación, alojamiento o coyote), contribuyeron al desarollo de la economía regional. Rápidamente, los habitantes de Gracias a Dios se volvieron coyotes, hoteleros, vendedores de bebidas o comida para llevar. Los habitantes de Nentón ampliaron su red telefónica. En 1995, la cabecera no poseía ningún teléfono. Cinco años más tarde, más de 20 familias proponen sus servicios telefónicos por satélite para conectarse con Estados Unidos. Los clandestinos no usan solamente los teléfonos para llamar a un contacto en México, o a un familiar instalado en Estados Unidos, sino que los mismos habitantes los usan para llamar a un padre o un hermano que se fue a trabajar por algunos meses o algunos años. Incluso la casa parroquial instaló un servicio telefónico, para que las familias pudieran recibir una llamada proveniente de Estados Unidos o llamar por cobro revertido. Tanto Ladinos como Chujes, Jacaltècos o Kanjobales comparten hoy en día esta misma experiencia migratoria. No existe una familia del municipio que no tenga por lo menos un pariente que haya viajado al menos una vez a Estados Unidos.
13Los Kanjobales de Santa Eulalia migran más facilmente que los del municipio de Nenton. De hecho, existe una gran communidad kanjobal en Los Angeles. Los del municipio de Nenton, podían vivir aún en los años noventa del cultivo y de los distintos negocios y no estimaban necesario viajar a Estados Unidos. Sin embargo, algunos Kanjobales que vivían en Nentón y originarios de San Miguel Acatán, tenían la reputación de ser coyotes. Al principio acompañaban a los habitantes indígenas de su municipio hasta América del norte, pero desde hace algún tiempo ayudan a los centroamericanos en su búsqueda del gigante del norte.
La función de pasador se ha desarrollado desde hace 10 años. Los pasadores pertenecen a menudo a una red más extendida, que trabaja desde Chiapas hasta Estados Unidos. Las familias centroamericanas que lograron llegar a Estados Unidos para trabajar recontactan cada vez más a los pasadores del noroeste, a menudo por teléfono, con el objetivo de organizar con ellos el viaje de un miembro de sus familias, o incluso de sus propios hijos. Estos guatemaltecos han sabido establecer una red de solidaridad. Los padres son incluso capaces de dejar a sus hijos a los coyotes que hace algunos años los ayudaron a llegar a Estados Unidos.
El desarrollo de los teléfonos celulares favoriza estas prácticas. El migrante centroamericano que se encuentra en Estados Unidos envía directamente dinero al coyote en Guatemala para pagar los gastos del viaje. De este modo, el pariente que viaja desde Honduras, el Salvador o Nicaragua es acompañado o ayudado por diferentes personas a lo largo de su recorrido, sin tener que transportar grandes sumas de dinero. Otros inmigrantes viajan con un pasador de su país hasta Estados Unidos.14La identidad de los habitantes del pueblo fronterizo de Gracias a Dios se inclina definitivamente hacia México. Los servicios de primera necesidad, como la electricidad, provienen de México y no de Guatemala. Ocurre lo mismo con el agua potable, que en 2001 fue encaminada desde Carmen Xhan (la falta de agua era un gran problema en Gracias a Dios). Mexicanos y Guatemaltecos fronterizos van y vuelven todo el día. La frontera se cruza a pié, a caballo o en carro. Los agentes de aduana no piden sistemáticamente sus credenciales a los mexicanos que transportan productos manufacturados en Guatemala. Gracias a Dios parece una ciudad del lejano Oeste, casi subrealista. De hecho, el puesto de migración dispone de una computadora que debería permitirles comunicarse con los otros puestos aduaneros, pero como no hay electricidad, el material informático es inútil. Del mismo modo, los empleados que controlan el flujo migratorio disponen de timbres de justificación de entrada en el país pero no de salida3.
Incluso en el puesto de aduana, la frontera es permeable. Del lado mexicano los agentes estan efectivamente mejor equipados, pero esto último no les impide dejar pasar un gran número de personas.15Los habitantes de Nentón y de Gracias a Dios comprendieron sobre todo que podían enriquecerse con el flujo cada vez más importante de migrantes. Esta nueva dimensión migratoria revalorizó su pueblo. Lejos de todo, en una región sin sitios turísticos prehispánicos, no estaban acostumbrados a frecuentar a extranjeros. Esta región estaba además poco desarrollada económicamente. La llegada de los migrantes y, con ellos, de los dolares necesarios para pagar al coyote-pasador, aumentaron los recursos financieros de los fronterizos